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Con la Sierra de Mondúver realizo mi primera incursión de senderismo en la provincia de Valencia y el inicio no podría ser mejor.
Visualmente la sierra llama bastante la atención pues Xeresa (inicio ruta) está casi al nivel del mar (30 m) por lo que la elevación resalta más todavía, a eso unimos que sus laderas tienen un declive importante que le dan un aspecto soberbio. En su parte alta tiene una base de antenas de gran altura que nos harán de enorme guía-baliza durante todo el recorrido por el bien de nuestra orientación.
El inicio de ruta se encuentra en la población de Xeresa y la principal ventaja es que se encuentra junto a la autopista A7, por tanto tras salir de la carretera llegar al inicio de ruta es muy rápido. Atravesamos la población y debemos alcanzar una replaceta en su parte final en donde ya hay una cartel informativo del PR-V 153, es el Parc de les Eres. Por la zona hay suficiente sitio para dejar el coche.
Los primeros pasos se dan por un vía crucis bordeado por los típicos cipreses, es el camino del calvario y a partir de aquí seguiremos las señales del PR-V. En pocos metros atravesaremos la autopista A7 por un largo túnel subterráneo.
Pronto saldrá al paso el primer punto de paso interesante del día, la Font del Molí, una zona habilitada para encauzar el agua que lleva el barranco de Xeresa que está a nuestra derecha del camino. Una pequeña balsa de agua junto a una edificación de ladrillo cara vista y el constante ruido del paso del agua ambientan la zona.
Dejamos atrás la font y avanzaremos por una pista de tierra amplísima muy bien bordeada de vegetación, un tramo bastante agradable visualmente y cómodo por ser prácticamente en llano. Estamos adentrándonos en el barranco de Xeresa.
Tras unas grandes "S" en el camino llegaremos al cruce inicial de la jornada (punto #2). Es un cruce de pistas paralelas que realmente se dirigen a un mismo punto, a la Font de Mondúver (punto #4) pero por caminos totalmente diferentes, uno por el Corral de les Cabres (laderas verticales) y el otro por el Corral de Milores (barranco), por un lado u otro llegaremos por igual.
La única ventaja que tenemos es que los 2 caminos los podemos usar, o como ida o como vta. Mi opción fue ascender por el camino del Corral de Milores, por el barranc dels Emboscats.
Los primeros pasos son en continuo ascenso por una pista de tierra medianamente amplia. Al finalizar el repecho, se descarta una variante del PR-V 153 bien señalizada que se dirige al Pla de la Vella por un sendero que sale a nuestra derecha.
Seguimos de frente y esa pista con el avance irá menguando casi sin notarlo hasta convertirse en una senda al llegar a una antigua casa abandonada (seguramente la pista daba servicio a ella).
La senda está muy bien definida y se adentrará en el magnífico barranco del Emboscats.
Al poco de iniciar la marcha veremos un autobús oxidado en el fondo del barranco ... ¿un autobús ahí?.
La senda solo la vemos 2/3 metros por delante nuestra porque la vegetación en esta zona es gratamente abrumadora e incluso en alguna ocasión habrá que agacharse o encorvarse para realizar algunos pasos y cambiaremos varias veces el avance por la vertiente izquierda o derecha del barranco realizando el trasiego por su fondo.
En uno de los pocos claros que nos encontraremos veremos asomar la cima de Mondúver e identificarla gracias a sus antenas.
El recorrido por este barranco es de los más amenos y gratificantes realizados gracias a esa espesa vegetación constante durante el avance, al igual que por tener la profunda vertiente del barranco tan cerca que provoca tener unas vistas bastante interesantes y vertiginosas, y porque se avanza realizando grandes "eses" dentro del barranco. Unos de esos barrancos que se recuerdan en el tiempo.
Finalmente empezamos a salir del barranco y llegaremos a un cartel amarillo "pseudo-oficial" bastante llamativo y que informa detalladamente hacia donde se dirigen las 2 sendas divergentes a las que llegamos. En esta ocasión cogemos la senda izquierda.
El avance a partir de cartel amarillo será en ascenso por una ladera y las vistas empiezan a despejarse. Esta senda nos lleva hasta el cruce del Corral de Milores.
Para la visita del Corral de Milores hay que hacer un pequeño tramo de ida/vta para encontrar junto a un gran claro una edificación de piedra de gran tamaño que debió usarse en el pasado como corral para guarecer rebaños y/o ganado.
Actualmente se usa como lugar campestre para pasar el día porque junto a él hay zonas habilitadas con grandes piedras como merenderos y pequeñas secciones improvisadas junto a sus paredes para hacer barbacoas. Un bonito lugar.
El estado del corral está bien porque la mayoría de sus paredes están completas pero se nota el paso irremediable del tiempo en otras zonas. Hay que conformarse con una visita externa pues la entrada principal tiene una puerta metálica con candado que impide su visita interior.
Volvemos sobre nuestros pasos hacia el cruce y en ese momento tendremos de frente, a distancia, la ladera por la que ascenderemos en breve hacia el Picaio.
Continuamos por la misma senda de antes avanzando y ascendiendo entre una arboleda mucho más diseminada pero curiosamente de gran altura. Supervivientes de algún incendio en el pasado pues por esa ladera que ascendemos hay varios árboles caídos o en pie pero ennegrecidos.
Llegamos así a un cruce interesante y a tener muy en cuenta, un cruce perfectamente señalizado con un poste de PR-V.
Según el cartel informativo hemos venido por el "Corral Senent".
Es el punto #4. A nuestra derecha a escasos metros la Font de Mondúver y la continuación de recorrido, a la izquierda nuestro regreso a Xeresa pasando por el Corral de les Cabres, senda que tomaremos horas después tras visitar la cima.
A escasos metros del cruce se encuentra el paraje de la Font de Mondúver, una diminuta zona habilitada con una mesa de madera con asientos como merendero. Pero la fuente realmente se encuentra a unos 25/30 metros del lugar. Hay que adentrarse por un pequeño barranco invadido por la vegetación para llegar a su fondo y a un pequeño nacimiento junto a una pared en donde emana agua en pequeñas cantidades.
Un lugar umbrío y húmedo que revitaliza a quien pase por ahí, aunque su acceso sea un poco enredado por la vegetación, pero merece la pena.
El siguiente tramo a realizar es el ascenso de la ladera que vimos en el Corral de Milores para poder alcanzar el Picaio, un puntal de la sierra. Es un ascenso directo, sin treguas y en el que cogeremos altura rápidamente y obtendremos a cada paso unas espectaculares vistas de la zona. El camino es ancho pero empedrado.
Enormes pliegues de la sierra y grandes barrancos aparecerán a la vista a nuestro alrededor en el ascenso. Durante este tramo sentiremos que Mondúver nos da la bienvenida.
Aunque sea un ascenso con buena inclinación, éste es llevadero. Así tras una corta pero intensa subida llegaremos a una zona llana en donde está, a la derecha, el puntal denominado Picaio. El cambio ha sido radical, un buen tramo con una verticalidad importante y su final acaba en una enorme explanada plana.
Avanzamos y pasaremos por un hito de los antiguos, pequeñito y rectangular pero con tonos rojizos.
Y así llegamos a las verdaderas faldas de Mondúver ... toda la sierra en su totalidad frente a nosotros, una desafiante vertiente ante nuestra presencia. Una imagen imponente e impresionante de Mondúver. Solo llegar hasta aquí ya valdría la pena. A nuestra derecha aparece una pista de tierra.
Y ahora hay que alcanzar la cima, las antenas. Para ello hay 2 opciones : Realizar un ascenso progresivo (pero más largo) por la pista de la derecha y después por un sendero o un ascenso directo por la cresta que se tiene de frente.
La idea y propuesta inicial que tenía en mente era la primera pero descender por la cresta posteriormente se antojaba un riesgo considerable y mayor que ascenderlo (por la verticalidad) por lo que intercambié el sentido de la marcha ahí mismo tras unos segundos de meditación. Una decisión acertada.
El ascenso a Mondúver por su cresta es una experiencia suprema y espléndida. Su senda está bien definida y hay que añadir que existen señales altruistas de pintura (rayas azules) continuamente y de algún que otro hito de piedra en lugares concretos. Todo bien encauzado.
También se pueden ver durante la subida antiguas marcas de PR-V que señalizaban el camino pero que están remarcadas en blanco para esconderlas, por algún motivo (¿verticalidad, dureza, riesgo?) se eliminó este intenso PR-V en algún momento pasado.
La verticalidad es despiadada por su continuidad y en ocasiones habrá que hacer mini-trepadas, pero el esfuerzo es recompensado a cada paso por unas vistas sublimes a nuestro alrededor. Echando la vista atrás empezamos a ver el mar y toda la espectacular costa que pertenece a la comarca valenciana de La Safor.
Durante este primer tramo ascenderemos por la misma cresta, y será aproximadamente a mitad camino cuando el sendero nos da una pequeña tregua. Se dejará la cresta y la senda se adentrará por el lado derecho de ella llaneando, una pequeño respiro.
Por este punto aparecerán pequeños monolitos naturales, cinceladas de la naturaleza sobre rocas salientes de Mondúver y una de ellas evoca el perfil de una cara humana.
Pero la senda volverá a su obvia verticalidad ascendente y avanzará en pequeños zigzags hasta llegar a una pared. Una cuerda nos advierte que es por ahí.
En la parte final de nuestro ascenso hay que realizar unas pequeñas trepadas por una zona bien acondicionada con cuerdas, no es complicado, la cuerda tan solo ayuda a realizar el ascenso más cómodamente y a tener más seguridad. Un punto de diferencia que da más aventura al ascenso por la cresta (En este punto nos complaceremos de haber elegido subir en lugar de descender esta pared vertical).
Tras la trepada, más cuerda, pero esta vez como pasamanos para atravesar una zona delicada por ser algo expuesta.
Aquí nos damos cuenta que nos queda ya poco, la imagen lejana de las antenas de la cima al iniciar el ascenso junto a la explanada del Picaio ha cambiado y empezamos a tenerlas muy cerca.
Las vistas cercanas a la sierra de Mondúver son espléndidas, estamos en plena ladera este de la sierra. Y las vistas hacia el horizonte inigualables, todo el mar Mediterráneo de fondo.
Unas últimas trepadas, unos pequeños escalones en la roca ... un último tramo final por una senda enrevesada y ... llegamos al cordal de la sierra. A la vista tendremos sierras y colinas del interior de la comarca de La Safor.
Se acabó el ascenso a Mondúver por su cresta, un pequeño sendero nos lleva hasta la cima, aquellas antenas que veíamos tan lejanas en Xeresa las tenemos a escasos metros. Una experiencia interesante y sugerente el ascenso por la cresta, un esfuerzo físico relevante el realizado pero compensado con unas vistas magníficas a nuestro alrededor.
La cima de Mondúver está cubierto por un manto de antenas de diversas alturas pero destacan las que veíamos durante todo nuestro recorrido inicial, las que nos hicieron de guía-baliza, de una altura desorbitada. Junto a ellas una caseta de vigilancia forestal en uso y justo en medio de las antenas y la caseta, el vértice.
El vértice de Mondúver es una mole mastodóntica escalonada (parecido al existente en la sierra de Crevillente - La Vella) pero coronada por un vértice rectangular, por desgracia las vistas desde el vértice son opacas (antenas/caseta) por lo que habrá que deambular por la zona para poder deleitarse con las vistas.
Desde aquí son apreciables las sierras interiores de La Safor hacia el oeste y la costa y el inmenso mar Mediterráneo hacia el este. La población de Xeresa, nuestro inicio de ruta se ve en la lejanía y junto a ella más al sur una gran urbe junto a la costa, Gandía.
Tras el merecido descanso la continuación de la ruta es por la carretera asfaltada que da servicio a las antenas y caseta forestal. Una carretera por la que se descenderá en grandes zigzags y curvas cerradas y por la que nos dejaremos llevar cuesta abajo.
Así llegaremos al cruce #7 del día. Antes de llegar a un collado, un cartel nos informa del desvío a tomar, dejamos bruscamente el asfalto para adentrarnos de nuevo en senda.
El primer tramo es descendiendo en pronunciados zigzags por una senda de tierra rojiza, hasta llegar a un cruce en forma de T, cogemos el camino de la derecha.
El nuevo sendero recorrerá en paralelo la sierra de Mondúver atravesando pequeños barrancos y teniendo el mar Mediterráneo de fondo. Esta zona por desgracia es bastante yerma, tan solo matorral bajo nos acompañará. El sendero, aunque pequeño, es evidente y no tiene pérdida pues no tiene variantes tras tomar el desvío anterior de la derecha.
Vamos avanzando y pronto aparecerá a la vista una pequeña agrupación de pinos algo diseminados pero de gran altura al final de la ladera, estamos llegando a la zona de Els Frares.
Dejamos de ir en paralelo a la sierra y empezamos a descender atravesando por el medio de esa pequeña pinada alta diseminada para desembocar directamente en Els Frares.
Els Frares es una pequeña agrupación de caprichosas rocas cinceladas por los elementos naturales (lluvia, viento ...) a lo largo del tiempo. El lugar está situado justo en el alto de unos de los pliegues de la sierra, lo que le da un aire exquisito y distinguido al lugar, un pequeño Stonehenge (natural) en La Safor.
El lugar invita a disfrutarlo, a descubrir sus recovecos, pequeños arcos y esas columnas de piedra natural, todo creado al capricho aleatorio de la naturaleza. Un descubrimiento inesperado pero muy interesante por su belleza visual si ponemos como fondo el mar o la misma sierra de Mondúver.
Dejamos atrás Els Frares, la continuación de la ruta es por un sendero entre pinada diseminada que hay junto a ellos, sería la continuación natural de la senda por la que descendimos hacia ellos, pues para visitar Els Frares hay que salirse de dicha senda.
Esta senda es en continuo descenso realizando zigzags entre la única arboleda de la zona. Está algo erosionada pero es fácil.
Al salir de la pequeña arboleda estaremos campo abierto y veremos en la distancia la pista que tomaremos al finalizar del descenso que estamos realizando y una pequeña edificación de piedra con un gran pino.
Realmente se está bordeando el pequeño alto donde en su parte alta estaban Els Frares y echando una mirada lateral a esta pequeña elevación veremos que su ladera está salpicada de pequeñas rocas también talladas por los elementos naturales. [La similitud con Els Frares de la Serrella alicantina es evidente].
La senda desciende hacia el antiguo Corral del Obreret, construcción en bastante mal estado, totalmente caído en el olvido. Junto a él hay un enorme y espléndido pino, la parte baja del tronco es imposible de abarcar con los brazos del tamaño que tiene su circunferencia.
Tras escasos 100 m contactaremos con una pista, giramos a la derecha. Es la pista que vimos cuando llegamos horas antes a la explanada del Picaio y por tanto la que nos llevará hasta ese punto, al punto de partida del ascenso a Mondúver por la cresta.
La pista es ancha y nada más iniciar a caminar por ella hay un desvío a descartar a la izquierda, seguimos por la pista.
Ya estamos en llano y es un momento propicio para disfrutar de las vistas que tenemos hacia la sierra de Mondúver durante este tramo tranquilo del camino, vistas a los espectaculares pliegues de sus laderas y sus vertientes tan verticales y a sus antenas en su parte alta de nuevo lejanas.
Así llegamos de nuevo al punto #5, hemos realizado una pequeña circular para visitar la cima de Mondúver.
El siguiente tramo ya es conocido, es descender la ladera tan vertical que nos llevará esta vez a la Font de Mondúver. Como ya la conocemos elegimos las mejores opciones para descenderla adecuadamente, sin prisas pero sin pausas, llevando precaución en algunos punto verticales por haber piedras lisas.
Llegamos a la Font de Mondúver y a su pequeño merendero de madera. Buen lugar para retomar fuerzas de nuevo.
En el cruce elegimos la opción que todavía no conocemos, el regreso a Xeresa por el Corral de les Cabres (en el cartel PR-V denominado : "Xeresa per Carritx").
Por esta nueva senda se avanzará por una ladera teniendo toda la vertiente a nuestra izquierda. No tiene pérdida y podemos verla a distancia, por donde irá, aunque en ocasiones pasará muy cerca de zonas cercanas a caídas verticales. Durante la marcha hará un brusco giro a la derecha para acercarse a un pequeño barranco y así poder sortearlo.
En el avance aparecerá un pequeño cruce con un cartel PR-V semi-caído que permite dirigirse al Corral de Milores (que incluso podemos llegar a verlo), en esta caso continuamos de frente pues a escasos metros de este cruce está el Corral de les Cabres.
De nuevo un corral en el camino. Este está situado en una zona de gran arboleda por lo que le cobija sombra. Igualmente tiene zonas de merenderos de madera para pasar el día por la zona.
La ventaja del Corral de les Cabres es que se puede visitar interiormente y deambular por sus estancias rectangulares y cuadradas cual pequeño laberinto de piedra. Algunos merenderos están en estas estancias que también están invadidas por pinos de gran tamaño.
Mantiene muchas paredes en pie aunque no en muy buen estado.
Tras la visita empezaremos a descender por un pequeño camino de tierra el cual, por tramos, está escalonado con pequeños troncos. Durante este descenso tendremos la imagen de una antigua cantera a nuestra derecha.
El descenso es continuo e irá en dirección a una gran pinada, entraremos en su umbría y a la típica estampa de vegetación que bordea a zonas húmedas, un aspecto algo selvático la zona en contraposición a la ruta en general que ha sido bastante árida. Estamos en el lecho de algún barranco.
Pero el origen de toda esta humedad hay que buscarlo y para ello hay que agudizar el oído para encontrar el origen de todo, la Font de Carritx. Atravesamos por un sendero la zona selvática y llegaremos a un pequeño claro y encontraremos un estanque de agua cristalina de 2X5 metros (a ojimetro). Esta agua a través de pequeñas mangueras negras es encauzada.
El paraje es bonito, donde hay agua hay vida y el ánimo se vigoriza y fortalece para tomar fuerzas para el último tramo a realizar, regresar a Xeresa.
Volvemos a la zona selvática y por un pequeño sendero ascendemos hasta una pequeña caseta blanca abandonada. Desde ella parte un camino de tierra y asfalto antiguo que terminará en una casa de campo habitada y con campos de cultivos a su alrededor.
Proseguimos por el camino y este ya se convierte en pista, realmente ya es la pista del principio de la ruta, unos pocos metros y llegaremos al cruce inicial del principio de la jornada, de nuevo el punto #2.
Estando de nuevo en este punto, el regreso al punto de partida es conocido. Atravesaremos el barranco de Xeresa realizando las grandes "S" con la diferencia de las sombras matutinas cambiadas por las ya vespertinas.
Pasaremos de nuevo por la Font de Molí, el paso subterráneo de la A7 y el camino del calvario con sus cipreses alineados se convertirá en un camino triunfal que nos llevará a nuestro coche, orgullosos de haber realizado una ruta algo exigente físicamente pero recompensados por su culminación y panorámicas obtenidas.
Un último vistazo a las lejanas antenas de la cima de Mondúver desde Xeresa nos complacerá y a la vez asombrará que estuvimos en aquella cima ahora tan lejana. Sin dudarlo, Mondúver es una sierra que merece y mucho descubrirla. Una sierra que no dejará indiferente a nadie y que sorprenderá a quien decida conquistarla.

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0	Inicio ruta	00:00
1	Font del Molí	00:15
2	Cruce inicial	00:35
3	Corral de Milores	01:20	01:30
4	Font de Mondúver	01:50	01:55
5	Explanada Picaio	02:20	02:25
6	Cima	03:30	04:05
7	Cruce descenso	04:25
8	Els Frares	04:50	05:00
9	Corral de les Cabres	06:10	06:20
10	Font del Carritx	06:30	06:35
0	Fin ruta	07:10

FECHA	Octubre - 2012
NIVEL DE RUTA	Muy alto
TIPO DE RUTA	Circular, excepto tramo inicio/central
ALTITUD CIMA	843 m
TIPO CIMA	Rellano
KMS RECORRIDOS	14,5
PR-V/s USADO/s	153 Completo