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Tras alcanzar los 34 vértices geodésicos que tiene la provincia de Alicante por encima de los 1000 m. de altitud el objetivo inicial que me planteé hace tiempo se cumplió, pero siguen quedando elevaciones que sin tener vértice tienen cierta relevancia. Sin lugar a dudas el Penyó Roc entraría dentro de esas cimas.
El peñón llama la atención por su verticalidad, esto hace que su ascenso sea un angosto y escabroso recorrido en el que se entremezcla el senderismo con fuertes trepadas.
Tras leer relatos en blogs y webs sobre la forma de ascender el Penyó Roc tuve la precaución de dejar de lado su ascenso hasta que tuviera en mi "mochila" el recorrido y la experiencia suficiente para afrontar lo que supuestamente iba a ser un ascenso con gran dificultad.
Finalmente llegó el día.
El Penyó Roc es un puntiagudo pico de 1107 m. de altitud que está situado en las estribaciones más al este de la sierra de Aitana, cerca del Valle de Guadalest y de los montes Sanxet y Ponoig, en la Marina Baixa. Dentro de un marco incomparable.
El inicio de ruta se encuentra en el pequeño parking campestre del refugio del Barranc de l'Arc, situado a 4 kms de la población de Sella, el acceso se hace por una carretera en la primera curva a la derecha justo antes de entrar al pueblo, si lo hacemos desde Orxeta.
El refugio se encuentra ya en plena naturaleza, alejados de cualquier signo de civilización, rodeados de grandes pinadas y encajados por las laderas de la Penya de Sella.
Salimos del parking ya andando y al salir a la carretera que nos llevó hasta aquí giramos a la derecha, justo aquí en el refugio el asfalto terminaba y empieza el tramo empedrado.
Ahí encontraremos un poste con un par de PR-V's de la zona, en esta ocasión cogemos el PR-V 9 dirección Benimantell. El otro, el PR-V 12, lo usaremos para regresar al parking y que llega desde Finestrat.
Este tramo inicial ya lo conocía relativamente gracias a coincidir con la ruta de ascenso al Penyó Diví (*). Así que no veía por primera el enorme peñón divino pero aún así nunca deja de asombrar y de impresionar esta enorme mole tan puntiaguda y vertical.
El trayecto del PR-V 9 hasta Benimantell es una cómoda y placentera pista de tierra que recorre el interior del barranco de l'Arc, un bonito e interesante trayecto que asciende muy sutilmente el barranco sin grandes rampas y casi en línea recta, muy fácil de seguir, prácticamente sin variantes ni desvíos.
Por este tramo inicial, junto al Diví mucha pinada y de gran altura, es la parte que más sensación de estar encajonados tendremos.
Tras pasar las altas laderas del Penyó Diví, el barranco se abre un poco más y permite tener un horizonte más amplio, si afinamos la vista el peñón que tenemos al final del barranco ya es el Penyó Roc.
Aunque el Diví destaca por su fuerza visual y tamaño a nuestra izquierda, los peñones que tenemos a nuestra derecha también destacan por sus abruptas verticales y sinuosas formas.
Pronto pasaremos por las Casas de l'Arc, una agrupación de pequeñas casas junto al camino.
A partir de aquí los campos de cultivo estarán casi constantemente a la vera del camino, ganan el terreno a las espesas pinadas que las seguiremos viendo pero ya a cierta distancia.
Tras las Casas de l'Arc volveremos a seguir pasando por casas de campo pero ya diseminadas por el barranco e incluso a cierta distancia, sin estar junto al camino. Algunas habitadas otras claramente abandonadas.
La parte intermedia y final es un constante culebreo de la pista pasando por las entradas de estas casas y por los laterales de los campos de cultivo de la zona.
En la base de la ladera de la izquierda, el Penyó Molero, le apreciaremos grandes oquedades.
Poco a poco notamos que nos acercamos a nuestro objetivo, el Penyó Roc se define cada vez más en el horizonte y a la vez le apreciamos el tramo de la pista que se acentúa y se empina para alcanzar el Pas del Comptador como un pequeño reguero blanco en diagonal y por el que inevitablemente pasaremos.
Seguimos avanzando hasta que finalmente llegamos al cruce de ese ascenso, a la base del Penyó Roc. Hemos llegado a la parte más interior del pequeño valle interno que hemos ido ascendiendo levemente desde el refugio de l'Arc.
Hasta aquí todo muy sencillo y agradable a los sentidos. El recorrido por el interior fue un paseo, pero empiezan las rampas. Cogemos el camino izquierdo, el que asciende.
El ascenso hasta el Pas del Comptador en un largo y angosto recorrido. En la parte inicial es una larga recta que recorre en diagonal la ladera sur del Penyó Roc.
La pendiente es importante pero compensan las vistas que a cada paso mejoran considerablemente, nos permiten tener una panorámica inversa del Barranco de l'Arc, de donde vinimos, del enorme embudo por el que llegamos.
Al dejar los campos de cultivo abajo, volvemos a estar rodeados de buena pinada.
A mitad ascenso la pista empieza a zigzaguear constantemente para ya poder sortear la verticalidad tan pronunciada.
Vamos a tomar varias curvas cerradas y aquellas que hagamos hacia la izquierda nos acercaran más y más a la abrupta ladera del Penyó Roc, a partir de aquí ya podemos aprovechar y mirar hacia arriba y empezar a especular por donde vamos a ascender, aunque es fácil que asalte la pregunta … ¿pero de verdad se puede?
La verticalidad de Penyó Roc es muy fuerte y en este tramo de zigzags nos hacemos conciencia de ello.
Junto a la penúltima curva vamos a encontrar el inicio de un pequeño sendero el cual usaremos para iniciar el regreso tras ascender el peñón, está señalizado con algunas piedras.
Así llegamos al Pas del Comptador, un bonito collado entre espectaculares peñones, por fin llano tras los zigzags, una gran planicie nos da la bienvenida junto a un poste de PR-V. A la vez cambiamos de vertiente, empezamos a ver algo del valle de Guadalest, solo un pequeño recuadro.
La pista continúa y empieza a descender por entre los peñones, pero para nosotros la dejamos aquí.
Miramos hacia arriba, estamos ante el objetivo del día, empiezan las emociones porque ante nosotros un peñón totalmente vertical.
Primero hay que realizar un acercamiento al Penyó Roc, una pequeña aproximación para localizar el punto del inicio del ascenso porque desde el collado no está a la vista.
Para ello hay que acercarse al peñón y avanzar unos cuantos metros hasta acercarnos a su vertical pared pero sin llegar a ella y seguir avanzando hacia la izquierda.
Por el camino encontraremos un mini sendero que se adentra entre el matorral y el monte bajo, pero que al llegar al tramo de pedregales se disipa.
Los pedregales hay que sobrepasarlos por donde mejor podamos, aunque se puede realizar con cierta facilidad al no tener mucha inclinación y no tener muchas piedras y parece haya un surco creado por el paso.
Pasamos el pedregal y seguimos avanzando, todavía en llano, en paralelo a la pared aunque ahora nos acercamos un poco más a ella, casi pegándonos. La vegetación lo invade todo y por momentos incordia, realmente no sabemos si avanzamos por un sendero ¿es que lo hay? o campo a través.
Aparece algún hito de piedras que nos ayuda a avanzar y a asegurarnos que alguien ha hecho esto antes.
Unos pocos metros más, cuando ya nos estamos planteando que hemos avanzando mucho aparecen unas rocas verticales y lisas pero con cierta facilidad de ascenso. Si oteamos entre las partes altas de ellas ya deberemos encontrar un punto rojo en spray que nos indica que es por ahí.
Sin ese punto rojo en spray sería muy difícil decidir que es por ahí el punto de inicio real de ascenso por lo que agradecemos la ayuda. Solo si vemos el punto rojo debemos emprender el ascenso, si no lo vemos, no será por ahí aunque pueda parecerlo y solo podemos complicarnos el ascenso.
Vemos el primer punto y directamente a trepar, sin titubeos, sabíamos a lo que veníamos y nadie dijo que fuera a ser fácil.
A partir de aquí empieza el verdadero ascenso al Penyó Roc.
Al existir los altruistas puntos rojos en el trayecto es altamente recomendable, por no decir obligatorio, avanzar solo cuando veamos el siguiente y sobre todo en estos primeros pasos porque todavía el trayecto no está muy bien definido y por todos lados hay rocas y más rocas.
Para realizar el ascenso al peñón hay que estar experimentado en las trepadas, no son complicadas pero si que tienen su relativa importancia, al igual que tener un físico acostumbrado a estas correrías, pero lo más importante es … tener ganas !!!
Quien tenga algo de tirria a las alturas que ni lo intente, que se quede en el collado porque las sensaciones de vértigo se van a multiplicar continuamente a cada metro ascendido.
La verticalidad es extrema, a cada paso tenemos que mirar hacia arriba y localizar el signo salvador que nos orienta, el punto rojo. Esto hace que las rodillas tengan que trabajar constantemente y la coordinación de las 4 extremidades adecuarla a la situación.
Esta parte inicial es quizás la más dura, la que nos permite adentrarnos en el corazón del peñón.
La dureza (llevadera) es tal que por un momento uno se da cuenta que no está practicando senderismo en ese preciso momento, más bien escalada libre.
Ni que decir que cualquier precaución es poca, estamos en un lugar altamente escabroso y cada paso debe estar bien enfocado y definido (y cada mano).
Pero las sensaciones son increíbles, estamos dándolo todo por seguir ascendiendo por un tramo altamente vertical, trepando continuamente, recuperando el aliento, siguiendo, oteando el punto rojo, oteando el horizonte a nuestras espaldas, una combinación extraña de sufrimiento (tolerable) y satisfacción desmedida.
Tras un tramo bastante vertical, el ascenso parece darnos una pequeña tregua llegando a una especie de rellano en el que podemos incluso deambular en llano. Un pequeño descanso se hace inevitable, no solo para recargar sino también para digerir y ser conscientes de donde estamos y lo que estamos haciendo.
Un buen punto para ver los peñones cercanos, como el homólogo que tenemos en frente y que está junto al collado del Comptador o ver la pista que nos llevo hasta el collado como una enorme culebra en los zigzags.
Proseguimos y a partir de aquí el ascenso ya no es tan sumiso a las señales en spray rojas, las tenemos que seguir pero ya no ascendemos por tramos de rocas anárquicas en el que el spray rojo nos salvaba de decidir la dirección.
A partir del rellano ya se puede intuir muy claramente cuales van a ser nuestro siguientes pasos y desde aquí vemos una pendiente muy vertical, una especie de pasarela que se percibe en la distancia pero bastante más asumible.
Esto hace que las sensaciones de "no se por donde voy pero asciendo" desaparezcan, parece que tenemos un tramo "programado".
Que sepamos por donde vamos a ir no suaviza la pendiente y aunque aparente ser más aceptable, la verticalidad continua.
Quizás en este tramo cambiamos el esfuerzo por la pericia, porque el trayecto se vuelve más aéreo. A nuestra izquierda una pared vertical, a nuestra derecha abismo, pero separados unos cuantos metros.
Al finalizar la pendiente, las señales nos llevan a alcanzar una pequeña cresta de unos 10-12 metros de largo y escaso medio metro de ancho, el punto más aéreo de todo el ascenso, un tramo bastante delicado porque todo es piedra y los laterales de la cresta tienen cierto declive.
Sorprende mucho este paso tan delicado a mitad del ascenso, pero a la vez le vemos su gracia ya que le da un añadido de equilibrio al ascenso.
La recta de la pequeña cresta nos dirige y encauza directamente al tramo final del ascenso, la canal.
La canal es un estrecho paso en el que dos paredes laterales nos encajonan para realizar el repecho final, vamos a ascender literalmente por una gran "V". Por aquí también hay señales pero la dirección a seguir ya es notoria y evidente.
El tramo sigue siendo muy vertical pero las decisiones de ascenso ya son bastante intuitivas, las paredes más bien nos dan la seguridad de que este es el trayecto y de que ya nos queda poco. Al estar todo muy encajonado el repecho final es más bien escalonado.
Empezamos a llanear, alcanzamos la cima, el reto del ascenso al Penyó Roc se ha cumplido.
El ascenso desde el collado del Comptador ha sido duro, diría que muy duro pero si estamos acostumbrados a las trepadas no debe conllevar mayor dificultad y el hecho de que tenga su parte "épica" hace que alcanzar la cima tenga mayor satisfacción. Todo lo que cuesta se valora más. El esfuerzo ha sido supremo pero ha merecido la pena.
La cima es una pequeña zona rocosa de escasos 3-4 metros de ancho pero muy alargada, de hecho existe la posibilidad de una vez alcanzada la cima continuar por la cresta dirección Aitana pero ya en leve descenso.
El lugar es muy rocoso, pocas franjas llanas encontraremos para poder estar estables, la mayor parte son enormes rocas por las que iremos saltando y sorteando para poder deambular por el lugar y admirar mejor el horizonte que nos ofrece.
Al ser una cima tan aguda las vistas a nuestro alrededor son en completo 360 grados.
Si echamos la vista hacia el barranco de l'Arc, por el que llegamos, la imagen es sublime. Vamos a poder ver la pista por la que ascendimos como un pequeño reguero blanco que discurre por un pequeño valle completamente verde, con pinadas espesas y campos de cultivo.
Destaca el Penyó Diví en el lado derecho del barranco desde este ángulo, se le puede apreciar la torre de la Casa de Patarrana en su parte alta.
Y al fondo del barranco, en la distancia, se vislumbra el Cabeçó d'Or.
En el margen izquierdo del barranco hay unos peñones de menor tamaño pero desde aquí podemos usar la altura para intuir por donde vamos a regresar, si atizamos la vista llegaremos a ver el camino de regreso entre la arboleda y una pequeña llanura elevada.
En dirección a la costa vamos a ver toda la bahía de Altea, desde el Peñón de Ifach hasta la parte del faro de Serra Gelada, todo muy claramente.
Más a la derecha se solapan entre ellas Sanxet, Ponoig y el Puig Campana. Mirando hacia nuestros pies veremos el collado del Comptador a tiro de piedra, con el pequeño rellano con el poste PR-V desde donde iniciamos el ascenso y en el otro lado otro peñón parecido a donde estamos, incluso parece más escabroso.
Hacia Aitana no apreciamos las antenas pero si las podemos intuir por encima del Penyó Molero que lo tenemos justo en frente, con una inmensa ladera de más de 600 metros de intenso declive.
Y hacia el norte la alineación de sierras y montañas es espectacular. Más a la izquierda toda la Serrella en perfecta formación: la parte del vértice de la Serrella, Plà de la Casa y Malla del Llop, aunque a cierta distancia.
Seguidamente la Aixortà mucho más cercana, casi en perpendicular a nosotros y cerrando el horizonte la sierra de Bernia y el Peñón de Ifach, casi nada!!!
Un poco más alejada, pero su figura y la dirección la delata, podemos adivinar hasta el Montgó de Dénia.
Una panorámica envidiable que aprovecharemos el tiempo que sea necesario para disfrutarla. A la vez que para recuperarnos del esfuerzo.
La satisfacción de haber alcanzado la cima y el momento tan cautivante que se disfruta admirando el horizonte desaparece de un plumazo cuando nos concienciamos y nos damos cuenta que tenemos que empezar a descender y por el mismo lugar que subimos y que costó tanto.
Iniciamos el descenso ante la duda de qué nos deparará el recorrido, porque si el ascenso fue abrupto y vertical no esperaremos lo contrario bajando.
Ante todo mucha precaución, el avance debe ser pausado y seguro, al menos tenemos la ventaja de recordar por donde pasamos y ser sabedores de lo que nos espera.
Tenemos también la suerte que hay señales de descenso, marcas de spray, también de bajada.
Desde arriba de la canal la imagen es soberbia, una verticalidad casi a plomo, una mirada hacia abajo que nos impone mucho respeto y unas sensaciones extrañas, como de querer acabar el descenso cuanto antes pero a la vez de querer disfrutarlo al máximo.
Aunque las marcas no son necesarias al pasar por la canal porque al estar encajonados es inevitable pasar por donde se ascendió, sin problemas (dentro de una verticalidad extrema), este tramo es escalonado y "fácil".
Si llevamos bastón es muy recomendable usarlo, nos va a dar mucha estabilidad y seguridad al menos en las partes de mayor verticalidad (en el ascenso estorbaba, como cambian las cosas).
Pasamos la parte de la canal y tras ella la pequeña cresta de 10-12 metros. Esta vez las sensaciones son diferentes, incluso como de pasar por primera vez debido a que al frente vamos a tener un amplio horizonte, mucho más aéreo que en la subida.
En la cresta las sensaciones de vértigo aumentan exponencialmente.
Giramos a la derecha y descendemos por la "pasarela rocosa" que está encajonada entre una pared y el abismo, un tramo bastante tolerable dentro de la dificultad rocosa.
Así llegamos al rellano intermedio donde es inevitable volver a hacer un mínimo descanso. Pero esta vez no para recuperar aliento de cansancio, más bien para recuperar pulsaciones y bajar el estrés y tensión que llevamos continuamente en cada paso que realizamos, en donde todos nuestros sentidos están al 200%, porque no hay que olvidar que todo está empedrado y con una verticalidad que nos obliga en ocasiones a usar las manos.
Si el ascenso fue muy físico, el descenso es más bien técnico.
El último tramo aunque sin llevar peligro si que es algo complicado debido a que el trayecto solo lo intuimos 2-3 metros por delante nuestra al no tener referencias visuales o recorrido a la vista. Por aquí todos las variantes son válidas, pero si no queremos complicarnos la vida deberemos seguir siendo fieles a las marcas en spray.
Por aquí se combina el descenso muy pronunciado con pequeñas destrepadas que facilitan el avance.
Por suerte las sensaciones de verticalidad disminuyen bastante a cada paso, ya no tenemos tanta sensación de vértigo, el suelo se acerca, notamos que se aproxima el final.
Pero no nos debemos confiar porque aún debemos continuar descendiendo y con gran verticalidad.
Finalmente el tramo que nos llevó al inicio de las trepadas ya lo tenemos a la vista, los matorrales y el monte bajo están ahí mismo pero … ¿dónde está la última destrepada?
Después de haber realizado un descenso vertiginoso, un descenso que nos ha llevado en tensión durante todo el tiempo y resulta que el último destrepe no lo encontramos.
Finalmente recordamos por donde hicimos la trepada inicial, ahora destrepe y alcanzamos llano.
Pasamos por la maleza y los pequeños pedregales y un pequeño sendero nos lleva por fin al Collado del Comptador, por fin llano!!!
Miramos hacia arriba, hacia la cima del Penyó Roc y nos enorgulleceremos saber que terminamos de estar ahí arriba hace un momento. Hemos superado el reto del Penyó Roc.
Tras un breve descanso proseguimos la ruta, el objetivo principal se ha cumplido pero ahora queda un regreso bastante interesante.
El regreso al punto de partida lo vamos a hacer teniendo ahora el barranco de l'Arc a nuestra derecha.
Descendemos por la pista que nos llevó al collado y en la segunda de las curvas cogemos el pequeño sendero que ya apreciamos en la subida y que está marcado por unas pocas piedras en el inicio.
Por este tramo de pista será inevitable mirar hacia el peñón e intentar deducir por donde acabamos de realizar el ascenso y descenso porque vamos a tener un ángulo de visión perfecto hacia esa vertiente. Quedaremos asombrados de la verticalidad que hemos superado.
Cogemos el sendero que es muy pequeño pero está bien marcado, muy definido y eso permite seguirlo con facilidad.
Descendemos continua pero muy gradualmente pasando cerca de campos de cultivo escalonados a nuestra derecha. El sendero está bien bordeado de matorral y monte bajo, y de pinos dispersos, muy agradable.
El sendero termina en un camino que da acceso a esos campos de cultivo, un camino mucho más amplio y cómodo, seguimos por la izquierda y a partir de aquí tendremos un tramo en llano.
Nos alejamos definitivamente de la imagen del Penyó Roc que desde esta vertiente y distancia se puede apreciar mucho mejor el collado del Comptador que forman los 2 peñones.
Seguimos por el camino y en pocos metros alcanzamos una pista de tierra más amplia cerca ya de una casa de campo a la que pertenece los campos de cultivo que hemos estado viendo, a unos 100 metros. Seguimos en la misma dirección, a la izquierda.
Ya rebasada la casa en el horizonte tendremos nuestro siguientes pasos muy bien definidos, primero porque incluso se ve el recorrido de la pista en la distancia avanzando entre una interesante pinada y porque se dirige muy claramente a un pequeño collado que forman 2 elevaciones que tenemos en frente.
En este tramo a nuestra derecha llama mucho la atención la enorme ladera de la Penya Molero con sus 600 metros de desnivel.
El avance por la pista es muy cómodo, prácticamente en llano y el entorno a nuestro alrededor con mucha pinada. Como desde el collado del Comptador no descendimos al completo al fondo del valle de l'Arc, como seguimos por un nivel intermedio de la ladera, mantenemos unas magníficas vistas aéreas al interior del barranco.
A nuestra derecha aparecen campos de cultivo abandonados, será el aviso de que la pista por la que andamos pronto terminará, pero al acabar enlazamos con un sendero para seguir en la misma dirección.
Con el sendero iniciamos un ascenso que sirve para terminar de alcanzar el collado, un repecho por un sendero muy pequeño pero evidente en donde estaremos cobijados por una pinada de intermedia altura pero abundante.
Una pendiente final corta pero intensa.
Alcanzamos el collado y en la distancia aparecen nuevos horizontes, de nuevo el Cabeçó y la Penya de Sella.
Más cerca de nosotros y hacia donde parece que irán nuestros pasos, un pequeño peñón ovalado con campos de cultivo y casas de campo en su base, mucha pinada y una pista de tierra a la derecha.
Tras el collado empezamos a descender muy intensamente y claramente en dirección a esos campos de cultivo. Lo haremos casi en línea recta, sin zigzags que amortigüen el descenso.
Perdemos altura rápidamente y nos ponemos al nivel de los campos de cultivo teniéndolos a nuestra derecha.
Cuando el sendero empieza a llanear y estamos completamente rodeados de pinos jóvenes llegamos a un cruce de senderos en cuya cruceta hay una roca con las posibles direcciones a escoger pintadas en rojo.
Las 3 direcciones posibles a seguir están indicadas mediante poblaciones: Benimantell (sendero por el que llegamos), Sella a la derecha haciendo casi una media vuelta y Finestrat siguiendo de frente. Vamos a seguir dirección Finestrat, continuamos por el sendero.
Parece que continuar dirección Finestrat no tenga mucho sentido porque … ¿no teníamos el coche cerca de Sella?
Así es, se podría volver al punto de partida perfectamente siguiendo la dirección de Sella pero es mucho más interesante hacer un pequeño rodeo y realizar el regreso por el Passet del Goleró por motivos notorios.
Desde el cruce con la piedra continuamos recto y en pocos metros llegaremos al Passet del Goleró. Ante nosotros un espectacular canal de paso, una gran brecha en la sierra que crea una caída casi a plomo que se salva gracias a unos llamativos zigzags creados con trabajos de mampostería.
Desde aquí arriba el lugar es muy espectacular, estamos en la parte superior de una especie de embudo natural por el que vamos a bajar. Curiosamente las paredes del embudo enmarcan a la perfección en el horizonte el Puig Campana.
El lugar es impresionante y da mucha pena tener que pasar por él tan rápido por lo que descendemos pausadamente disfrutando de cada metro, de cada giro.
En medio de los zigzags las sensaciones son de estar literalmente engullidos por las infinitas y rocosas paredes laterales.
Si miramos hacia arriba veremos a la perfección los pequeños muretes de roca que hacían de contrafuerte en los zigzags y que permitían poder nivelar el descenso. Un trabajo de mampostería que agradecemos haber disfrutado, un tramo exquisito y encantador.
Perdemos la cuenta de los zigzags que realizamos pero finalmente terminan, llegamos a llano o más bien debemos de continuar descendiendo pero ahora por un sendero bien definido.
Notamos que hemos descendido mucho porque el Puig Campana ha desaparecido de nuestro horizonte.
Los primero metros del sendero se dirigen hacia la izquierda pegados a una gran pared rocosa, está muy bien definido y avanza por un tramo de exaltada vegetación que no nos permite ver mucho más allá de 2 metros. Seguimos descendiendo.
Delante nuestra apreciamos como una gran hondonada y una gran pared vertical, intuimos que en el fondo está nuestro destino, lo intuimos porque solo vemos las copas altas de los pinos.
Llegamos a un cruce de senderos muy claro … ¿izquierda o derecha? Aquí cogemos el desvío derecho, haciendo un cambio de dirección importante, un giro en 90 grados.
Continuamos por el sendero prácticamente llaneando o en leve descenso.
Ahora vamos a ir pegados de nuevo a una pared pero esta vez teniéndola a nuestra derecha, conforme avancemos vamos a poder apreciar mucho mejor esta pared que es inmensa, un muro totalmente vertical de un centenar de metros de altura.
Por aquí la vegetación se relaja y no es tan espesa y esto nos permite empezar a ver la Casa del Goleró en la distancia mirando hacia abajo.
Así llegamos a un terraplén que aparenta ser un pequeño bancal abandonado, miramos hacia abajo y la zona está escalonada ¿por donde?
A partir de aquí estamos en propiedad privada, hemos llegado a la finca de la Casa del Goleró y por tanto hay que ser respetuosos.
Al llegar a ese terraplén la zona se vuelve bastante ambigua, la zona está escalonada, continuamos por el único sendero que apreciamos que nos lleva directo a la entrada de la casa
Ahí un pastor alemán nos da la bienvenida con los consabidos ladridos que nos hace plantear si es adecuado pasar junto a él y la casa.
Desistimos de la idea y como el camino de continuación y de salida de la finca lo podemos ver perfectamente a poca distancia pero a un nivel inferior no hay problema, nos dirigimos a él directamente descendiendo el tramo escalonado por donde podamos.
Cualquier precaución es poca pero esta situación no debe porque repetirse en otras ocasiones [me refiero a encontrarnos con el perro, puede que en otra ocasión podamos pasar por delante de la casa y enlazar con el camino de salida sin problemas].
Estamos en el interior de la propiedad privada de la Casa del Goleró pero esto no es obstáculo para poder pasar por ella.
La razón la tenemos cuando seguimos por el camino de la finca y llegamos a la verja de salida y nos encontramos con un cartel que indica "Cierre la puerta", esto nos da a entender que la servidumbre de paso está aceptada y normalizada.
Cumplimos con nuestra parte que es abrir la verja, salir y cerrarla de nuevo. Todos contentos.
La Casa de Goleró está encajonada en un idílico paraje, un bello rincón de altas paredes y de espesa vegetación con pinadas de gran altura pero el Passet del Goleró es el motivo por el que podamos pasar por ella.
Y pasado el tramo quedamos fascinados por tan majestuoso recorrido y satisfechos de haber escogido esta opción en aquel cruce de caminos allá arriba.
Al salir de la finca del Goleró enlazamos con una pista de tierra que al poco se desdobla, ahí cogemos el camino derecho, el que hace curva.
A partir aquí ya enlazamos con el camino que nos lleva directamente hasta nuestro coche, nos hemos enganchado al PR-V 12.
Pero para ello aun quedan casi 3 kms aunque la mayoría en llano. Por el camino vamos a disfrutar de unas magníficas y portentosas vistas a la vertiente menos conocida del Puig Campana y a la destacable cresta del Monte Castellet, ambas elevaciones crean un bello marco.
Pocos desvíos nos vamos a encontrar en el trayecto y cuando lo hagamos será fácil descartarlos porque llevan a campos particulares.
A mitad camino saldrá a la derecha el enlace con el desvío que se dirigía a Sella desde la parte alta del Passet del Goleró y que acertadamente descartamos allí, esa es una zona de campos de cultivo y casas en la distancia.
Tras varios giros y ondulaciones en el camino empezamos a ver el Penyó Diví, será la señal de que queda poco.
El tramo final es en continuo pero leve descenso atravesando enormes y espesas pinadas, pasando cerca de otro muro rocoso.
Una gran curva y llegamos al parking del refugio del Barranc de l'Arc donde tenemos nuestro coche terminando así la ruta.
Tremenda y espectacular ruta al Penyó Roc, su ascenso sin dudar solo es recomendable para gente que esté muy acostumbrada a caminar por la montaña y tenga cierta experiencia en las trepadas y sin aprensión a las alturas.
Su ascenso y descenso es una experiencia única e imponente, bastante interesante de realizar pero teniendo en cuenta que intercalamos el senderismo con la escalada.
El Passet del Goleró relaja bastante la ruta y le añade un punto de interés.
De esas rutas que te marcan y siempre recuerdas con un sabor muy dulce por el esfuerzo realizado pero también por los logros conseguidos.

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0	Inicio ruta	00:00
1	Casas de l'Arc	00:30
2	Base Penyó - Cruce	01:30
3	Pas del Comptador	02:10
4	Cima	02:55	03:25
5	Desvío a sendero	04:10
6	Passet del Goleró	05:30	05:45
0	Fin ruta	06:50

FECHA	Abril - 2015
NIVEL DE RUTA	Muy alto
TIPO DE RUTA	Circular, excepto tramo cima
ALTITUD CIMA	1107 m *
TIPO CIMA	Pico
KMS RECORRIDOS	15,5
PR-V/s USADO/s	9 Parcialmente
PR-V/s USADO/s	12 Parcialmente