- El inicio de la ruta es en Castalla y esta vez puse el PR-V entre interrogación en la ficha de la ruta porque en varias webs tenia referencias de la existencia de la ruta pero ... a pie de campo el PR-V 86 no existe, y si existió no quedan señales vivas, pero teóricamente realicé la ruta que hipotéticamente debía existir gracias a mapas, intuición y ganas. De existir estaría bastante interesante.
- El coche se puede dejar en cualquier punto de la ancha avenida por la que se inicia la ruta, la mejor opción es un punto intermedio porque se regresa por detrás.
- A falta de las señales de la ruta 86 nos podemos guiar en los inicios hasta el punto #2 por las señales rojas y blancas del sendero de gran recorrido GR-7, compartidas con las del PR-V 141 en gran parte.
- En los inicios pasamos por un par de antiguos hornos de cal.
- El primer tramo de la ruta es una constante subida por una pista clara y nítida que nos da buenas vistas a una impresionante Peña, por suerte nos acompaña un bosque bien frondoso.
- La pista bordea la Peña poco a poco y cuando se termina de bordear se termina de ascender, se llega al collado de Roque, a partir de aquí se atraviesan bancales de cultivo.
- Hay que estar atentos al desvío que nos lleva a la zona de Las Hermosas porque no está nada señalizado, incluso hay una cadena con un símbolo de dirección prohibida para vehículos que puede despistar, pero es por ahí. A partir de aquí se acabaron las señales de GR/PR-V y se continúa por la orientación a través de un plano y alguna que otra señal naranja pseudo-oficial.
- Pasamos por bancales de nuevo y por el caserío de Las Hermosas totalmente derruido, tan derruido que pasé de largo sin darme cuenta.
- Así entre bancales y zonas de cultivo, con un paseo ameno y tranquilo llegamos a las faldas de la sierra y al inicio de la subida.
- Durante la subida tenemos vistas de El Cid de su parte posterior, una visión distinta a la típica.
- El ascenso pasa en una ocasión por debajo de un tendido eléctrico y eso nos da una pista de lo que nos queda por subir y de lo que llevamos.
- El final del ascenso es espectacular, llegamos a la cresta de la sierra y justo a un salto o precipicio con vistas a las copas de los árboles del bosque que tenemos a nuestros pies, un mar de color verde. Merece la pena aprovechar el momento, respirar profundamente y descansar por la subida anterior con este panorama.
- Nos dirigimos a la cima de la sierra y volvemos a pasar por el tendido eléctrico anterior.
- Para llegar a la cima hay que desviarse del sendero principal levemente y así llegar al vértice sin problemas. Los desvíos están marcados por hitos.
- La cima está situada en una enorme explanada sin ningún tipo de encanto por desgracia, como curiosidad decir que tiene una altura poco usual. Merece más la pena volver a los precipicios cercanos y curiosear y admirar las vistas.
- Regresamos a la pista principal y se inicia el descenso de la sierra, por momentos incluso diría excesivamente vertical. La última ladera se baja en forma de V ladeada. De lejos parece un ojo.
- Acabado el descenso iniciamos la pequeña escapada fuera de la ruta circular para investigar y descubrir la situación de un nevero del que había leído maravillas.
- El sendero hacia el nevero es también excesivamente vertical en sus inicios, de bajada de unos grados importantes, y a uno le viene la proyección de tener que subirla tras visitar el nevero, pero si hay que ir se va porque en el fondo merece la pena.
- El nevero del Carrascal aparece de súbito, casi sin querer, por sorpresa ... y me dejó particularmente sorprendido la construcción de piedra por su tamaño. Admirable por su buen estado, mereció la pena.
- Tras la visita tranquila y pausada del nevero tocó lo que me esperaba, subir la cuesta que acababa de bajar para volver a enlazar con el sendero circular principal, un esfuerzo y ya pasó.
- El regreso a Castalla es un paseo por laderas un poco secas, sin árboles, solo matorrales. Hasta llegar a la casa del Revolcador.
- Teóricamente la senda pasa por la misma finca pero un cartel bastante explícito junto a unos ladridos lejanos hacen a uno tomar la decisión de bordear la finca ... por si acaso.
- Así, campo a través, bordeamos la finca y llegamos a la otra parte, con mismo cartel, mismos ladridos ... pero objetivo cumplido, continuamos.
- Atravesamos bancales, algún barranco pequeño y continuamos las sendas bastante definidas. Ver acercarse el castillo de Castalla nos da pistas de lo que nos queda por cubrir.
- Ya en las calles de la población solo queda callejear y buscar la avenida por donde entramos con el coche al principio del día y buscar nuestro coche.
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