• Desde Alicante dirección Albacete, tras pasar Almansa, cuando el terreno es principalmente llano, emerge la sorprendente sierra del Mugrón por su estética alargada. Un inmenso muro de casi 10 kms de longitud con unos 300 metros de desnivel casi a plomo en su vertiente sur. Un impacto visual en la gran planicie manchega.
• Aunque la sierra está compartida por las provincias de Albacete y Valencia (tiene más terreno en Albacete, diría que un 60%). Y en cada una de sus "esquinas" está lo más interesante.
• En el extremo occidental (sureste) está el punto más alto de la sierra, su vértice con 1210 m de altitud, perteneciente a Albacete.
• En el extremo oriental (noroeste) se encuentra el antiguo poblado íbero de Castellar de Meca, ya en Valencia.
• Y en la parte central la enorme cresta de varios kms.
• En un principio tenía pensado la osadía de realizar una gran ruta intentando hacer la machada de visitar vértice, cresta y Castellar de Meca de una vez, pero tras realizar cálculos kilométricos descarté la opción.
• En este primer acercamiento visito parte de la cresta y el antiguo poblado íbero dejando el vértice geodésico y más cresta para una próxima ocasión.
• El inicio de ruta se encuentra cerca de la población de Alpera a la que se llega desde Alicante pasando Almansa.
• Pasamos la población y después de unos 2 kms cogemos un camino de tierra pedregoso y tortuoso, el antiguo camino de Alpera, en el inicio ya hay indicaciones hacia Castellar de Meca.
• Avanzamos con el coche evitando en lo posible los socavones hasta llegar a un cruce a la izquierda con señalización de nuevo a Castellar de Meca. Tras el desvío zigzagueamos con el coche y llegaremos a una especie de zona acondicionada a los vehículos, un cartel nos da la bienvenida.
• Ahí encontraremos señalizaciones del aparcamiento de Castellar de Meca, dejamos el coche en un gran claro en medio de la gran planicie que tenemos a nuestro alrededor. Un lugar bastante singular e inhóspito aunque nos permite estar ya cerca del poblado íbero.
• [He leído en webs/blogs que cobran por estacionar ahí ¿…? debe ser en fechas de mayor afluencia o en determinados momentos porque no pasó en mi caso, un frío domingo de febrero].
• El día que queramos visitar el antiguo poblado íbero de Castelar de Meca estamos obligados a hacerlo un domingo. El motivo es que el lugar es propiedad privada pero a la vez es Bien de Interés Cultural. La ley de Patrimonio Histórico Artístico obliga a los dueños de un BIC a dejar visitar el lugar 4 días al mes y los propietarios eligieron el domingo y con un horario de 9 a 14 h.
• Esto es importante porque debemos respetar la propiedad privada pero a la vez ejercer nuestro derecho de visitar un Bien de Interés Cultural.
• Iniciamos a andar cogiendo el camino que está junto al aparcamiento y en dirección a la sierra, este es un camino de doble carril gracias a la hierba que crece en el centro.
• A nuestra izquierda en estos primero metros tenemos el peñón donde está situado el poblado íbero, un torreón aislado pero que realmente es el coletazo final de Mugrón hacia el noroeste.
• Estamos en la vertiente norte de la sierra y esta es más apacible, esta ladera no tiene gran altitud y asciende con una pendiente no tan extrema, de ahí que sea por esta vertiente por donde podamos subir a la parte alta de la sierra.
• Todo lo que tenemos en frente es Mugrón pero desde este lado no aparenta ser la larga sierra de casi 10 kms de longitud, quizás también ya estamos muy cerca de ella.
• Avanzamos por el apacible camino con un horizonte diáfano a nuestro alrededor, estamos en una gran llanura con grandes campos de cultivo.
• Aunque por este camino inicial a nuestra derecha aparecerá una gran pinada de mediana altura que ha debido plantarse en el pasado porque la distancia entre ellos es simétrica.
• El camino en unos 500 metros aboca en una rambla de poca profundidad pero muy ancha, giramos a la izquierda.
• Seguimos avanzando y lo podemos hacer por el interior de la rambla o por el borde izquierdo, mucho más cómodo por el borde porque hay un pequeño sendero que pasa por el borde de una pinada.
• Al finalizar la pinada enlazamos con un camino de tierra que viene desde la base de Castellar de Meca, nosotros lo continuamos pero en dirección contraria. Este es el punto común con la gran circular que vamos a realizar, volveremos aquí para regresar al coche.
• Atravesamos la rambla que hemos tenido a nuestra derecha con un baja-sube rápido (para atajar), en este punto aún no siendo profundo, si que es mayor que al principio. Llegamos a un campo de cultivo pero ya vemos el camino cerca.
• Continuamos por el camino de una manera cómoda y tranquila, estamos en llano, el camino es muy evidente al estar marcado por el paso de vehículos de los propietarios de los terrenos. A nuestra izquierda la ladera de Mugrón, a la derecha grandes campos de cultivo.
• Tras unas curvas-ondulaciones por el camino alcanzamos una casa de campo, una especie de masía en activo, la Casa del Heredero, una finca agrícola-ganadera en uso porque vamos a encontrar ganado ovino cercado.
• Pasamos toda la casa por delante de ella y al llegar a su borde giramos a la izquierda continuando por el lateral de la casa.
• Hacemos un zigzag y continuamos por el camino que por aquí lo podemos apreciar en la distancia sabiendo de antemano por donde pasaremos.
• Notamos que el camino se está adentrando poco a poco en las entrañas de Mugrón, el camino levemente hace un giro a la izquierda para meterse de lleno en la sierra, en una especie de barranco amplio.
• Después del giro a ambos lados tendremos amplias paredes internas de la sierra pero el camino sigue siendo cómodo y fácil. Esas vistas diáfanas de campos de cultivo terminaron.
• Al poco llegamos al Rincón de San Pascual, el punto más interior de la sierra todavía estando en llano, un bonito paraje. En las laderas de los alrededores hay pequeñas cuevas y abrigos.
• Lo que más destaca del lugar sin duda es el Arco de San Pascual, una de las rocas más sugestivas y curiosas que he podido ver nunca.
• El arco es un enorme peñón rocoso justo en medio del lugar y que por circunstancias geológicas se aguanta por tan solo 2 puntos de apoyo, dejando en medio un reducido pero interesante arco.
• Sorprende mucho por su tamaño y por como se sustenta la enorme roca. Tiene un perfil muy ancho pero de frente es reducida.
• Podemos acercarnos todo lo que queramos a la roca porque es totalmente accesible, incluso podemos pasar por debajo del arco aunque encorvados.
• Desde el lugar se tienen unas estupendas vistas de todo el Rincón de San Pascual y podemos comprobar que se encuentra en un lugar estratégico.
• En la base del peñón descubriremos petroglifos, enigmáticos mensajes legados del pasado pero con un significado difícil de entender, vestigios del neolítico.
• Estamos sin duda en un lugar que hace miles de años debió tener su importancia para las poblaciones cercanas.
• Y la forma de la roca deja volar la imaginación para encontrarle cierto parecido con algún animal, ¿una tortuga? a mi me dio un aire a bisonte prehistórico, salvando las distancias y con la imaginación al poder.
• Pero no deja de ser una roca que el paso del tiempo la está erosionando poco a poco.
• El lugar se merece una pequeña parada para descubrir los recovecos de la interesante roca y así poder reconocerla con tranquilidad.
• Conforme llegamos al Rincón de San Pascual se aprecian 2 barrancos, uno a la izquierda y otro a la derecha, la continuación de la ruta es por el barranco izquierdo en cuyo inicio hay un pequeño camino entre los matorrales.
• [Por el barranco derecho también hay sendero y es el que se usará en el futuro para alcanzar igualmente la cresta del Mugrón pero para ir dirección al vértice geodésico].
• El camino en su inicio asciende por el margen izquierdo del pequeño barranco pero tras unos pocos metros cambiamos de vertiente.
• A partir del cambio el camino se vuelve algo ambiguo, existe pero es muy disperso y por momentos nos plantearemos si es por ahí debido a que se confunde entre el matorral.
• La idea es ascender y hacerlo por este barranco porque aunque el camino no esté claro la dirección a seguir sí
• A mitad ascenso volvemos a cambiar de vertiente y volvemos al izquierdo y aquí ya el camino se difumina exponencialmente, hasta casi desaparecer, diría que ascendemos más por intuición, pero por aquí ya no importa porque ya estamos en la parte alta del barranco, prácticamente llaneando.
• Por esta zona si echamos la vista atrás veremos el Rincón de San Pascual como una pequeña replaceta pudiendo observar muy claramente, aun con toda la distancia, la extraña roca con el arco en medio.
• Finalmente empezamos a llanear muy claramente y notamos que hemos finalizado el ascenso cuando se abre el horizonte.
• Pero no llegamos justo al borde, el pequeño ascenso finaliza en la parte central de la parte alta de Mugrón y tendremos que andar unos cuantos metros hasta llegar a su borde, la cresta de la Sierra del Mugrón.
• Uno se queda atónito al llegar justo al borde del precipicio de la cresta, ante nosotros un inmenso valle con pequeñas sierras en la distancia.
• Justo a nuestros pies un inmenso mar verde compuesto por las copas de un interesante bosquete de pinos, con los 300 metros de desnivel.
• Hemos llegado a la cresta de la sierra y ahora tan solo queda continuar por ella hacia la izquierda, dirección noreste, en paralelo a la cresta, sin separarnos mucho de ella, primero por las magníficas vistas y segundo porque hay trazas de sendero que facilitan el avance.
• Pero antes de empezar a recorrer la cresta, si miramos hacia la derecha dirección sur seguramente podremos ver (dependiendo del punto donde hayamos alcanzado la cresta) más cerca o más lejos un bonito arco en medio del precipicio formando una especie de ventana.
• Ahora sí, iniciamos la interesante y emocionante travesía por la cresta.
• A nuestra derecha el gran precipicio con sus más de 300 metros de caída a plomo, totalmente verticales, a la izquierda la planicie de la cresta del Mugrón.
• Esa planicie está invadida por el matorral y el monte bajo y sin ningún tipo de interés y eso nos obliga a avanzar junto al precipicio.
• Por tanto la precaución debe ser máxima mientras lo hacemos porque podemos quedar absortos ante las perspectivas que vamos obteniendo a casa paso y un traspiés sería fatídico.
• Y conforme pasa el tiempo nuestros ojos se acostumbran a los 300 metros de desnivel y le perdemos respeto al precipicio, debemos estar en alerta constantemente.
• Por el camino vamos a encontrar más ventanas y magníficos puntos que parecen perfectos miradores al valle, un auténtico lujo y placer encontrar y pasar junto a esos rincones.
• El tramo es espectacular, hay que disfrutar de las perspectivas tan aéreas que nos permite el lugar.
• En ocasiones el sendero no es estrictamente fiel a la cresta y se desperdiga unos cuantos metros por el interior, por aquí recomendable seguir por el sendero por seguridad o ¿por qué no aventurarse y seguir cresteando por el filo? Cada uno que escoja.
• Donde sí es inexcusable alejarse y seguir por el sendero es cuando empezamos a ascender un pequeño repecho, el peñón más al norte de la sierra.
• En el repecho hay pequeños remansos y miradores a los que podemos acercarnos para así volver a sentir el precipicio.
• Aunque es en pendiente, no tiene una verticalidad importante y a la vez el tramo en ascenso no es demasiado largo.
• Al llegar a la parte alta podemos volver al borde del precipicio y continuar avanzando junto a él por un buen trecho. Al haber ascendido, las vistas han mejorado un poco más.
• Vamos a encontrar tramos con rocas perfectamente planas que forman inmensos escalones y con rincones con un encanto especial, como auténticos asientos al horizonte.
• Y si miramos hacia abajo, en algún tramo del precipicio vamos a encontrar como pequeñas terrazas.
• Finalmente la sierra gira hacia la izquierda en un ángulo de 90 grados,
• Tras el giro aún podemos deambular junto a la cresta y podamos conseguir unas buenas perspectivas todavía al precipicio, quizás más verticales, con más desnivel todavía y es que estamos en el punto más alto de esta zona de la sierra.
• Pero tras unos metros el sendero se aleja definitivamente del borde. Aquí ya es conveniente ser fiel al sendero y seguirlo por este tramo de planicie.
• Las sensaciones vividas durante esta primera parte junto al precipicio y con el ascenso en repecho hasta la curva ya han colmado las sensaciones de vértigo y ya es mejor centrarse en seguir avanzando con más seguridad y determinación porque con tantas mini-paradas para admirar lo que nos ofrece el precipicio el avance ha sido lento y pausado. Pero es que lugares así se lo merecen.
• Ahora hay que centrarse en el siguiente objetivo, el antiguo poblado íbero.
• Avanzamos por el medio de la gran planicie que hay en esta parte de la sierra, a nuestro alrededor mucho matorral y monte bajo, por aquí el sendero es ambiguo aunque … ¿realmente hay sendero por aquí? quizás ni haya, tan solo trazas de pseudo-sendero entre los matorrales.
• Por suerte hay mucha roca en el suelo del camino que nos facilita el avance entre la baja vegetación aunque en ningún momento llega a ser espesa. Un tramo monótono.
• De pronto un islote de rocas emerge en el horizonte … ¿he dicho islote?.
• Esas son las sensaciones que se tienen al ver al frente el puntal de Meca, Castellar de Meca, el poblado íbero.
• Y es que el poblado íbero estaba situado en una especie de enorme peñón aislado del resto de la sierra del Mugrón.
• Llegamos al final de la cresta, al puntal más al oeste de la sierra del Mugrón y separados de nosotros el enorme peñón de Castellar de Meca por un precipicio de igual envergadura que los vistos anteriormente … ¿y ahora qué? ¿cómo se llega a allí?
• Unos 150 metros antes de llegar al puntal extremo del Mugrón está el camino de descenso para poder llegar a Castellar de Meca, sin embargo es totalmente recomendable no cogerlo nada más llegar a él, es bastante interesante (por no decir imperativo) llegar al puntal porque las sensaciones y vistas que vamos a tener van a ser magníficas hacia Castellar de Meca.
• Vamos a poder ver el pequeño brazo que separa ambos puntales, un pequeño collado alargado que desde aquí crea unas bonitas vistas.
• En mi caso no es que descartase bajar directamente y alcanzar el puntal, si no que el camino de descenso no lo aprecie de primeras al quedarme prendado por lo que me esperaba 150 metros más adelante.
• De todos modos localizar el camino de descenso tampoco es fácil de primeras, hay algunos tramos que parecen de descenso que no lo son, el verdadero está junto a una cruz metálica de algo más de un metro de altura.
• Desandamos los 150 m desde el puntal y ahora sí, empezamos a descender la Sierra del Mugrón.
• Los primero metros son los más verticales, no se hacen por un sendero al uso, más bien por tramo de la propia roca de la sierra. Por aquí la vegetación es abundante y frondosa y en ocasiones tendremos que evitarla pero sin grandes aspavientos.
• Igualmente hay mucha roca desprendida pero sin mayores problemas.
• La dirección que usamos en el primer tramo es contraria a la que queremos, como si nos alejásemos de nuestro destino, de Castellar de Meca, pero cuando llegamos a un punto intermedio de la sierra el camino hace un giro en media vuelta y ahí si que notaremos que vamos mejor encaminados.
• Al hacer la media vuelta y encarar ya Castellar de Meca pasamos a un sendero.
• El sendero es bastante evidente pero a la vez muy pequeño y exiguo, tenemos que prestar atención a no perderlo aunque difícil perderse por aquí porque realmente estamos encajonados.
• A nuestra izquierda tendremos las paredes de Mugrón y en ocasiones el sendero pasa por abrigos o pequeñas oquedades en la pared interesantes. La vegetación es espesa, estamos en zona de umbría y avanzamos constantemente rodeados de monte bajo.
• Y a la derecha, en la distancia, un amplio valle salpicado de cuadrículas de campos de cultivos.
• Este tramo es corto porque en poco más de 10 minutos intercambiamos el puntal norte del Mugrón por el collado que separa la sierra con Castellar de Meca.
• Ya en el alargado collado alcanzaremos un punto intermedio en el que a ambos lados tendremos los 2 peñones, el de Castellar y el de Mugrón.
• Pero más grande donde terminamos de estar, con un precipicio alto totalmente inexpugnable, la única opción para bajar de Mugrón era lo realizado.
• Seguimos avanzando por el cuello del collado y entramos en la población íbera de Castellar de Meca, entramos en un museo al aire libre.
• Al finalizar el alargado collado vemos justo en frente un pequeño muro en alto, el camino pasa a la derecha del muro, lo bordea y nos permite alcanzar la parte alta situándonos en un perfecto mirador.
• Parece que estemos en una especie de torreón pequeño porque en los bordes del mirador encontraremos rocas cinceladas en rectángulo y apiladas como últimos vestigios de lo que fue el lugar.
• El pequeño torreón sirve como perfecto mirador hacia el puntal del Mugrón, desde aquí se tienen las mejores vistas hacia el peñón que hemos descendido.
• Este pequeño torreón sirve de inicio para la visita al poblado íbero, porque ya estamos en la parte alta del puntal de Meca.
• Hay que decir que a partir de aquí no hay sendero. Dentro del poblado íbero podemos deambular por donde queramos, en la dirección que queramos encontrándonos en cualquier sitio estancias o formas como de habitaciones labradas literalmente en la roca pero ya muy desgastados.
• Avanzamos unos 100 metros y encontraremos la joya de la corona, un camino labrado y cincelado en la roca pura.
• Nos acercamos a él y empezamos a avanzar por su interior, por sus 2 raíles internos que servían de guía a los antiguos carros que usaban para el transporte. El camino comienza a hacer una gran curva a la izquierda.
• En el inicio el camino labrado está en campo abierto pero en la curva el camino se adentra en la roca alcanzando la increíble altura de más de 2 metros, creando un gran tubo rocoso. Increíbles sensaciones, una obra de ingeniera de caminos totalmente asombrosa por la época en que fue realizada, hace miles de años.
• No es que estemos viendo un camino realizado hace más de dos mil años, es que estamos pasando por el camino!!! Estamos interactuando, sintiendo lo que debían sentir al pasar por el mismo sitio los habitantes del poblado.
• La curva es muy cerrada, en exceso diría, y uno imagina el esfuerzo que debían hacer los animales tirando de los carros para subir la cuesta.
• Porque el sentido de la curva es salvar un gran desnivel que hay entre la parte alta del poblado y la baja.
• Increíbles sensaciones al pasar por el interior del camino labrado, un lugar mágico, un lugar con historia, un pasadizo que literalmente nos transporta al pasado.
• Aunque solamente podamos ver los vestigios, los restos tras muchos siglos de degradación y erosión de la roca el camino estremece por sus dimensiones y por pensar como fue creado y como fue usado.
• Al finalizar la curva el camino continua descendiendo pero con un desnivel más suave y en línea recta unos 100 m hasta realizar otra curva a la derecha. Aquí abandonamos el camino, que sigue descendiendo y probablemente lo haga hasta los campos de cultivo que es para el uso que se le dio, para subir lo que se recogía de los campos de cultivo del valle.
• Abandonamos el camino ascendiendo por una escalinata labrada en la roca ¡como no!
• Así llegamos a la parte alta de Castellar de Meca de nuevo y como estamos junto al camino labrado ahora podemos apreciarlo desde altura y admirarlo de nuevo desde otro punto de vista.
• Desde aquí veremos el pequeño arco que forma la ladera norte de Castellar de Meca y se aprecian, aun con todo el desgaste, los distintos escalones que formaron los antiguos habitantes en esa ladera.
• En la parte alta … libre albedrío!!!, imposible seguir un plan previsto, un trayecto definido, lo mejor es ir deambulando sin rumbo acercándonos a aquello que nos llame la atención porque seguramente descubramos algo labrado, algún vestigio desgastado, posiblemente alguna estancia o casa, silos o incluso algún aljibe.
• En esta parte todo está salpicado de pequeñas rocas, como si el paso del tiempo fuera desgastando el lugar y esparciendo los restos.
• Las vistas desde aquí son impresionantes, Castellar de Meca realmente es un inmenso minarete rocoso que permite tener unas vistas diáfanas en 360 grados, por tener unos 200x500  metros de ancho y así poder pasar de una vertiente a otra en poco tiempo y poder otear en la distancia gracias a tener una elevación de más de 200 metros.
• El enclave es perfecto y no es de extrañar que lo escogieran los antiguos íberos.
• Localizamos de nuevo el camino labrado que por aquí es escasamente de 30-40 centímetros de profundidad, pero que aún así destaca por su doble surco bien marcado.
• Es el mismo camino que seguimos en la curva momentos antes pero ya en su parte alta.
• Incluso veremos una bifurcación, un cruce de caminos labrados, uno que se dirige a la gran llanura de la parte alta y otro que está más en la vertiente sur y que usaremos como guía para salir del lugar.
• Después de haber recorrido libremente todo el lugar, de curiosear, inspeccionar y quedar totalmente impresionando por tan enigmático, mágico e histórico emplazamiento empezamos a andar dirección este para ya buscar la salida.
• Seguimos por el surco más al sur, por este tramo tendremos la llanura donde tenemos estacionado nuestro vehículo en el horizonte.
• Hay que localizar el pequeño barranco de descenso que nos permite salir del poblado íbero, será fácil localizarlo porque aparecerá cuando el camino labrado por el que avanzamos empieza a ascender el repecho final del sureste de Castellar, en ese punto giramos a la derecha y veremos un embudo que desciende, es por ahí.
• El descenso es sin sendero, la pendiente no es muy vertical pero hay que llevar precaución porque está repleto de rocas sueltas.
• Aunque no hay sendero si que hay tramos de obligado paso porque están labrados en la roca y facilitan el descenso, veremos pequeñas escalinatas cinceladas o pasos acondicionados.
• También pasaremos por antiguos vestigios destacando enormemente una especie de silo rectangular de grandes dimensiones, ahora con aspecto de gran piscina.
• El descenso poco a poco se pronuncia pero es fácil.
• Así llegamos a la "gran escalinata" el tramo más vertical de este descenso de salida.
• Ante nosotros una escalinata meticulosa y perfectamente cincelada en una pared rocosa de gran verticalidad, no hay opciones, es por ahí sí o sí.
• Son 16 escalones que logran salvar una altura de unos 4 metros con una pendiente excesivamente vertical, subirlos seguramente sea muy fácil pero bajarlos es muy vertiginoso por lo que cualquier precaución será poca, poco a poco, escalón a escalón, sin prisas.
• Llegamos a rellano, a nuestra derecha unos abrigos u oquedades muy interesantes pero debemos seguir descendiendo y en dirección a una especie de enorme zanja en medio del la pradería.
• Por el camino mucho bloque de piedra de variado tamaño que se intuye sean restos de la población íbera que con el paso del tiempo va cayendo rodando por la vertiente por la degradación, y mucho césped, no es un lugar con mucha vegetación pero el suelo es verde (dependerá de la época del año esto).
• Seguimos bajando por el embudo del barranco hasta llegar a una zanja que veíamos en la distancia, junto a ella encontraremos una fuente (la del Rey Moro) y su abrevadero de piedra alargado.
• Aquí ya definitivamente hemos llegado a llano y se agradece porque el descenso ha sido algo trepidante, continuo y sin remansos.
• La zanja que tenemos a escasos metros de la fuente es realmente el inicio del camino por el que ascendían los carros para pasar por el camino labrado, tomar la curva cerrada y alcanzar la parte alta del poblado.
• La parte alta de Meca sigue igual porque está labrado en la roca pura del peñón pero por aquí está labrado en el suelo y la tierra y el paso del tiempo lo está tapando de nuevo con rocas y matorral y parece más bien una rambla, como un desprendimiento del suelo, es una pena que con el paso del tiempo se deteriore y se pierda este vestigio.
• Un pequeño descanso en la fuente y continuamos, ahora vamos a rodear el peñón de Castellar de Meca y primero lo haremos pasando por el collado que se forma junto a una pequeña elevación dejando esta a nuestra derecha. Ya avanzamos de nuevo por un pequeño sendero.
• En el collado vemos una cruz igual que la vista en el inicio del descenso en la parte alta de Mugrón, nos da a entender que es una forma de señalización por la sierra.
• Al pasar el collado ya tenemos en el horizonte la llanura donde tenemos estacionado el vehículo e incluso ya podremos verlo en la distancia.
• Si seguimos por el pequeño sendero al final vamos a entrar en punto muerto y avanzar campo a través, que se podría pero no es muy armonioso por esta en pendiente y tener que avanzar en paralelo a la ladera.
• La mejor opción al llegar al collado es seguir descendiendo un poco más hasta alcanzar un camino, pero de primeras no es fácil localizarlo desde el collado.
• Una zona un poco ambigua pero si somos resueltos se solventa sin problemas porque son pocos metros.
• Al llegar al camino seguimos por él ya en llano y en unos 400 metros llegaremos a un cartel y unas rocas haciendo de pequeño murete con apariencia de evitar el paso de vehículos, no hace falta ni sobrepasarlo porque a nuestra derecha ya veremos el borde de la pinada por la que pasamos al principio de la jornada.
• Nos dirigimos a la esquina de la pinada y ahí ya encontraremos la rambla de poca profundidad y junto a ella el camino que nos llevará directamente al coche pasando antes por en medio de los campos de cultivo y el lateral de la joven pinada.
• La luz ha cambiado, cuando llegamos horas antes estaba terminando de amanecer, ahora ya es luz de tarde de febrero y podemos admirar mucho mejor en la distancia el peñón de Castellar de Meca donde estuvimos momentos antes.
• Desde aquí abajo no se aprecia nada de lo que esconde su enigmática parte superior.
• Una de esas rutas cortas en distancia y fáciles de realizar pero intensas e interesantes por todo lo que nos vamos a encontrar y descubrir. Un pequeño viaje al pasado histórico.
• Imprescindible para quienes quieran combinar la naturaleza y el senderismo con la historia.

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