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Y de nuevo regreso a Sierra Espuña, con esa inmensa emoción de descubrirle rincones, laderas y caminos nuevos y de nuevo no me ha decepcionado.
Esta segunda vez me acerqué con varios objetivos : Adentrarme al barranco de Leiva, alcanzar el vértice de Morrón de Alhama (1444 m) y sobretodo recorrer la llamativa senda de El Caracol y su impresionante zigzag de “Las Escalerillas”, varios alicientes en la ruta que animan a realizarla.
El inicio de ruta se encuentra en el Área recreativa de La Perdiz, un magnífico lugar enclavado en el mismísimo corazón de Sierra Espuña.
Para llegar allí pasamos por Alhama de Murcia y continuamos por la carretera RM-515 dirección Pliego unos 7 kms hasta encontrar un desvío a la izquierda hacia una carretera que ofrece acceso a El Berro, el Camping de Sierra Espuña y a las Casas Rurales La Perdiz ... la entrada a Sierra Espuña.
A partir de aquí ascenderemos con el coche de forma continua realizando grandes curvas y zigzags con el coche teniendo grandes pinadas a nuestro alrededor.
Este tramo final y acceso al inicio es largo, mejor tomárselo con calma y disfrutar del paisaje y entorno. La carretera es estrecha, deberemos prestar atención en esas curvas.
El recorrido son unos 10 kms de coche pero que se alargan en unos 20 minutos debido a tener que circular con precaución. En la parte final descendemos, será la señal de que nos acercamos y terminan esos 10 kms.
Finalmente llegamos al punto de inicio, el Área recreativa de La Perdiz, ahí tenemos sitio de sobra para estacionar el vehículo en una gran explanada en curva pero con un gran rectángulo de asfalto.
El lugar es magnífico, estamos rodeados de inmensas pinadas y a su alrededor apreciaremos mesas y asientos para pasar un día en la naturaleza.
Comenzamos a andar y buscamos un panel del tramo inicial que realizaremos, ahí veremos el PR-MU 57 (Valle de Leiva). Observamos que casi la mitad de la ruta estará señalizada por este sendero.
Unas barandillas de madera con pasamanos doble junto a una señal de tráfico de prohibido el paso (para vehículos) nos encauzan para llevarnos al inicio de un sendero con nombre muy peculiar “La Senda del Dinosaurio” con panel en el inicio. Este sendero es un pequeño tramo común con el PR-MU que usaremos.
Avanzamos por el sendero que en sus inicios es amplio para poco a poco convertirse en sendero al uso. Este sendero avanza en paralelo a un camino-pista forestal pero este a un nivel más bajo, para después separarse.
Por el camino encontraremos un pequeño mirador con horizonte de copas de pinos y un antiguo pozo de agua con panel informativo.
A escasos metros, tras el pozo pasamos por un puente colgante o pasarela bastante interesante que sirve para vadear un pequeño barranco y junto al puente un cartel advirtiendo de la huella de un dinosaurio (de ahí el nombre del sendero).
El puente es de maderas y cuerdas, estilo “Indiana Jones” pero en pequeñito, con mucho movimiento al paso, no tiene gran altura, quien se sienta indeciso puede evitarlo sin problemas bajando y subiendo el pequeño barranco.
Tras el puente nos adentramos en un bosque de pinos de gran altura que nos ofrecen muy buen sombra.
Aparecen también carteles informativos sobre la fauna local y en pocos metros enlazamos con una pista forestal (aquella que iba en paralelo a nosotros en el inicio del Sendero del Dinosaurio), conclusión : desde el inicio de ruta podríamos haber avanzado por la pista forestal pero perdiéndonos el mirador, el pozo, la huella del dinosaurio, el puente colgante ... mejor lo hecho.
Al enlazar con la pista forestal el sendero del dinosaurio finaliza, proseguimos por la izquierda, en la misma dirección que avanzamos siguiendo las señales de PR y GR.
En breve llegamos a un cruce de caminos y panel de direcciones, a la derecha sigue el PR-MU 79 y el GR 252, nosotros debemos seguir recto, siguiendo el PR-MU 57.
A partir de aquí la ruta se adentra en el barranco de Leiva por un inmenso y generoso bosque de pinos de gran altura.
A la vez comenzamos a ascender aunque muy levemente, de manera sutil, sin grandes rampas pero sí de forma continuada por un pista empedrada muy ancha.
El tramo es espectacular, a nuestro alrededor la espesa pinada alcanza con facilidad los 25-30 metros de altura siendo cobijados en un juego de sombras.
Es tal la altura que no acertamos a divisar las laderas laterales del barranco de Leiva, tan solo en algunos claros puntuales somos conscientes de lo que nos rodea.
En estos primero metros de pista es cuando podremos llegar a apreciar la senda de Las Escalerillas si estamos muy atentos a los huecos entre los pinos y sabemos mirar en la dirección correcta (a nuestra izquierda y de manera muy elevada, como semi escondida entre un túnel de paredes rocosas).
Si llegamos a descubrirla será todo un acierto y servirá para hacernos una idea de lo aéreo que avanzaremos posteriormente.
Avanzamos y a nuestra derecha aparecerá unas enormes paredes rocosas rojizas y totalmente verticales, de grandes dimensiones, las paredes del barranco de Leiva.
Tras 2,5 kms la pista forestal comienza a realizar zigzags para ir ganando altura. El sendero PR-MU 57 oficialmente antes de comenzar los zigzags se adentra en un sendero para seguir avanzando más directo pero también más verticalmente entre la pinada, esta opción la descarté pero porque me pasé el desvío, quizás habituado al caminar por la pista y su comodidad, pero principalmente porque no está señalizado. No importa, al fin y al cabo se llega al mismo sitio.
La pista al menos permite acercarnos más todavía a los inmensos paredones de Leiva.
Tras un primer zigzag se pasa junto a una casa de piedras derruida para posteriormente hacer otro zigzag en el camino, este a escala inferior al anterior.
Tras el segundo zigzag pasamos junto al refugio de Leiva, una casa pequeña pero bien acondicionada pegada a la pista pero en alto, aunque cerrado a cal y canto, tan solo podremos hacer una visita externa ascendiendo a la casa por una escalinata de rocas.
Por la parte posterior hay rampa.
Tras el refugio ya comenzamos a notar que hemos ascendido mucho por el barranco de Leiva, a nuestro alrededor las laderas del barranco están más a nuestra altura pudiendo otear ya sus partes altas y si miramos atrás observaremos el embudo del barranco que estamos ascendiendo.
Y al frente ya comenzamos a intuir un collado al que nos dirigimos.
Tras un último zigzag y una pequeña “S” en el camino finalmente llegamos al Collado Blanco. Terminamos de recorrer el Barranco de Leiva, un primer tramo que para nada decepciona gracias al inmenso bosque de pinos y a las verticales paredes a ambos lados que nos han acompañado en todo el trayecto.
Pasamos el collado y la pista comienza a descender hacia unas casas dispersas que apreciamos en la distancia en el fondo de un pequeño valle.
No es nuestro destino. Nada más pasar el collado debemos girar a la izquierda por un camino empedrado ancho y que asciende. Hay una marca PR en su inicio.
El camino nos dirige hacia una casa de piedras abandonada, sin techo, solo le quedan
3 paredes, quizás aquí sea buen lugar para un pequeño descanso, pero no por la casa, más bien por las espectaculares vistas hacia el fondo de Barranco de Leiva que terminamos de recorrer.
Espectacular el inmenso embudo formado por los verdes pinos y las paredes grisáceas, y por el medio el reguero blanco de la pista forestal por la que hemos avanzado.
A partir de la casa la ruta cambia radicalmente. Se terminan las pistas fáciles (por fin) y comenzamos a caminar por un sendero muy intuitivo aunque en ocasiones fácil de perder por avanzar en los primero metros por una zona muy rocosa y con escasa vegetación.
Tenemos la ventaja que el sendero está muy usado y el suelo es rojizo en contraste con las rocas grisáceas, en caso de despistarnos otear el tramo rojizo (que podrá pasar).
Pero ese tramo “ambiguo” (por decir algo) dura tan solo unos pocos metros, después el sendero se define mucho mejor e intuimos que nos dirigimos hacia la izquierda a otro pequeño barranco por el que continua la ruta. Todo este tramo es en llano.
En el inicio del barranco cambiamos de vertiente y nos colocamos a la derecha para no dejarlo ya. Al entrar al barranco comenzamos a ascender de nuevo.
Al principio el lecho del barranco es inapreciable, podremos pasar de un lado a otro sin problemas, pero conforme vayamos ascendiendo la “V” del lecho se irá formando y profundizando.
Barranco muy pedregoso, escasa vegetación, incluso el matorral es muy disperso con algún pino solitario de media altura ... en contraste hacia donde nos dirigimos.
Mirada al frente y el sendero se dirige directo hacia un inmenso bosque de pinos ¿y este cambio? Totalmente radical el cambio, pasamos de rocas y más rocas sin ninguna estima a un inmenso y confortante bosque.
El único “pero” es que se nota que es un bosque hecho a medida, reforestado de forma cuadriculada al tener todos los pinos la misma distancia entre ellos y creando carriles perfectos.
La imagen es muy llamativa y aunque estamos rodeados de grandes pinos las sensaciones no son iguales que al pasar por un bosque de pinos que han crecido con anarquía, pero aceptamos bosque como zona de paso.
Son tan perfectos los pasillos creados entre los pinos, que al entrar al bosque no hay pérdida, tan solo hay que avanzar ascendiendo levemente por donde hemos entrado, sin desviarnos del “pasillo” principal. Si lo hacemos es por sentir nuevos “alicientes”.
El paso por este tramo boscoso no es muy largo, tan solo 250 metros, al salir llegamos a los Pozos de Murcia, un gran claro (porque estamos rodeados de grandes pinadas, me temo que reforestadas) en donde encontraremos una gran cantidad de pozos o neveros y casas de piedra semi derruidas.
Primero encontraremos 3 pozos en línea, el primero el más grande y los otros 2 de tamaño más reducido. Los 3 están en muy mal estado, quizás el primero, el de mayor tamaño sea el que mejor esté.
Tras la visita nos enganchamos a un pequeño sendero que nos lleva a un pequeño collado o cambio de rasante, por el camino una casa bastante derruida y ya en el mismo mini-collado a la derecha otra casa con “mejor” aspecto porque aun mantiene parte del tejado.
En este mini-collado, a la izquierda y en un plano superior y cerca de las pinadas, tenemos el cuarto nevero, también grande pero en igual estado lamentable.
Tras el collado comenzamos a llanear y nos dirigimos hacia otro trío de neveros y al igual que antes, uno grande y en buen estado (quizás el que mejor está de todos del lugar) y junto a él lo que debieron ser otros 2 neveros, en estado ya derruidos casi al completo.
Por detrás de ellos, a cierta pero corta distancia, aparenta verse otro nevero completando así la cifra de hasta 8 neveros en la zona.
La panorámica de edificios y neveros en este lugar es bastante interesante y uno se puede llegar a hacer una idea de la importancia que debió tener esta zona en el pasado en el comercio del hielo.
Esta agrupación de neveros no suele ser muy habitual, casi siempre suelen encontrarse solitarios o separados con cierta distancia entre ellos, no tantos en un lugar tan específico.
Dejamos la zona de neveros y nos enganchamos a un amplio camino de tierra situado junto al último nevero (el que mejor se encontraba)
Junto al camino hay un panel informativo describiendo la historia e importancia que tuvieron en el pasado estos neveros.
Avanzamos por el camino realizando leves sube-bajas para luego llanear.
Al realizar un giro hacia la izquierda y cambiar de vertiente comenzamos a contemplar una gran bola redonda muy parecida a la situada en la cima de Aitana, en este caso es la cima de Sierra Espuña. La tenemos muy cerca, en línea recta a 1 km aproximadamente a nuestra derecha.
Una cima a la que no llegaremos, para otra ocasión, nuestro objetivo hoy es Morrón Chico.
Seguimos por el camino y tras escasos 500 metros desde los neveros llegamos a una cancela o verja metálica verde con 2 pilones de rocas a ambos lados, la traspasamos sin problemas y pasar por esta verja será la señal de un cambio de dirección.
Tras pasar la verja, a escasos 30 metros giramos a la izquierda por un camino de tierra más estrecho y que asciende.
Si siguiéramos el camino ancho llegaríamos al parking del Collado Mangueta en poco más de 300 m, lugar donde iniciamos la ruta a la cima Pedro López (ruta #126).
Tras gira a la izquierda comenzamos a ascender, a partir de aquí y hasta el final de ruta ya no hay señales de PR.
El camino pasa de ser estrecho a sendero enseguida y muy sutilmente, sin darnos cuenta ya estamos rodeados de los pinos.
El sendero es algo ambiguo aunque la dirección a seguir muy clara, seguir ascendiendo entre los pinos de gran altura.
A nuestra derecha, entre los pinos observamos que el horizonte se amplia, estamos ganando altura.
Comenzamos a llanear y dejamos atrás los pinos y el sendero, ante nosotros una ladera rocosa y yerma que será nuestra continuación. El horizonte a nuestra derecha se amplia en la distancia, teniendo más cerca laderas verdes por los pinos y pertenecientes a Espuña.
Seguimos ascendiendo entre las rocas, el sendero existe y está marcado por pequeños hitos continuamente aunque no está muy bien definido y es fácil perderlo, pero a estas alturas por aquí ya da igual pues el objetivo es claro, llegar a la parte alta de la loma por la que avanzamos.
Un pequeño repecho repleto de pequeñas piedras y alcanzamos una pequeña cima la “Morra del Majal del Puerco o Morra de las Moscas” curiosamente esta cima es mucho mayor que Morrón Chico, hemos alcanzado los 1502 m de altitud.
En la cima una agrupación de piedras y rocas y un gran tronco en medio hace de mástil a modo de reseña de cima.
Los 1500 m ofrecen mucho a la vista en completa panorámica.
Ante nosotros el resto de la sierra de la que podemos otear lo que serán nuestros próximos pasos en la distancia, un pequeño recorrido en leve descenso para finalmente atacar el ascenso a la cima Morrón Chico, a la que desde aquí ya se le aprecia una caseta.
Por el camino una sierra totalmente yerma, sin árboles y casi sin matorral, rocas, rocas y más rocas.
A nuestra espalda el peñón final de Sierra Espuña con la gran esfera meteorológica y a nuestra derecha (sur) una inmensa ladera y un horizonte repleto de sierras murcianas en la distancia.
Dejamos la cima y comenzamos la travesía de la sierra, el objetivo es claro y nítido, lo tenemos al frente.
De nuevo intentar proseguir por el supuesto sendero “oficial” es muy complicado, sendero existe y solo está marcado por pequeños hitos que iremos viendo en la distancia. Quizás sea interesante ser fieles a ellos porque el recorrido intenta ser el más cómodo aunque prácticamente podemos ir por donde queramos.
A mitad camino hay un pequeño “escalón” rocoso pero que no conlleva ningún problema.
En la distancia advertiremos un camino que no sabemos de donde viene pero parece es interesante engancharnos a él (en cuanto nos pongamos a su altura) pues parece nos llevará en la dirección correcta y de una forma más cómoda.
Una vez en el camino en pocos metros llegamos a las cercanías de la base de Morrón Chico, hacemos un gran zigzag en el camino en descenso.
Tras el zigzag encontraremos un cruce de caminos, a la izquierda el sendero que lleva hacia Las Escalerillas y el regreso y a la derecha la cima Morrón Chico.
Ante nosotros un imponente peñón final con una caseta en su parte alta objetivo a la vista ... y muy cerca.
Ir Morrón Chico supone hacer un pequeño trayecto de ida-vta. Giramos a la derecha, cruzamos un pequeño barranco e iniciamos el ascenso definitivo.
El sendero a cima es completamente diagonal a la ladera, es cómodo y no conlleva gran dificultad, pero desde el cruce ya le advertimos un paso intermedio un poco “incierto”.
Unos pocos metros y el sendero llega literalmente a una franja intermedia que es una especie de “pared” de 4-5 metros ... ¿y ahora? Pues literalmente subir por ahí, de lejos parece que pueda haber algo de dificultad pero una vez en la “pared” le podemos apreciar unos pasos óptimos que permiten seguir ascendiendo.
No es muy complicado el paso pero si que hay que llevar precaución y si tenemos que usar la manos, las usamos.
La ventaja es que esa “pared” está compuesta de rocas en forma de “cajas” y se puede sortear como si subiéramos por una escalera (y mejor en diagonal)
Es un paso corto pero intenso, en pocos segundo ascendemos esos 4-5 metros y volveremos a pisar en llano.
Después tocará bajarlo pero ya le llegará el turno.
Tras la pared llegar a cima es un corto trayecto de unos 250 metros en continua pero no exigente subida.
Llegamos a Morrón Chico, a sus 1444 m de altitud, un vértice geodésico nos da la bienvenida junto a una pequeña caseta, aquella que estuvimos continuamente viendo durante la corta travesía.
La caseta son 4 paredes, sin techo, un cubil de 2X2 metros, no más.
Estamos en el puntal de la loma de Morrón de Alhama y por tanto con unas magníficas y atractivas vistas a nuestro alrededor .
Hacia el este a nuestros pies la ladera abrupta de la cima terminando en un llamativo verde formado por las copas de los pinos, un abrumadora y espesa capa por la que no llegamos a intuir donde está el área recreativa La Perdiz donde tenemos nuestro coche.
Pero sí sobresale de toda esa espesura verde el antiguo Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña, una edificación abandonada y de grandes dimensiones por la que pasamos por delante cuando llegamos con el coche, nos puede dar una pista y situar La Perdiz.
Más al fondo una de las pocas sierras murcianas que pude identificar, Carrascoy.y mucho más al fondo se observan débilmente elevaciones que solo por intuición deben ser la Sierra de Orihuela y Callosa.
Morrón Chico se encuentra en el epicentro del Parque Regional de Sierra Espuña, esto hace que nuestras miradas hacia norte y sur sean hacia laderas colindantes del parque.
Hacia el oeste, mirando hacia el recorrido realizado, veremos la travesía de la cresta hecha y más allá la esfera meteorológica de la cima absoluta de Espuña.
Sin dudarlo un magnífico lugar para descansar y reponer fuerzas.
Dejamos cima y desandamos hasta llegar de nuevo al cruce situado tras el zigzag en el camino.
Pero antes hay que descender la “pared” de 4-5 metros. Ascender este tipo de tramos abruptos no suele llevar complicaciones, en los descenso es cuando hay que llevar extrema precaución.
Mejor recordar por donde se subió para no hacerlo por lugares complicados, seguimos teniendo la ventaja de las rocas en forma de “cajas” o peldaños y el descenso se realiza cual bajada de escalones, y mejor en diagonal.
Algún pequeño hito de rocas ayuda a pasar por el sitio adecuado.
Es un tramo expuesto y mejor hacerlo con delicadeza y calma, sin mayores problemas volvemos a estar abajo.
Llegamos al cruce y nos dirigimos dirección norte, iniciamos el regreso definitivo al punto de partida, a partir de aquí todo es descender y descender.
En este tramo tuve la suerte de ver una gran agrupación de arruis, una veintena, manejándose con soltura por una escarpada ladera rocosa.
El pequeño sendero es pequeño pero claro y evidente, no hay mayores problemas.
Nos dirige directamente hacia el barranco de Leiva, al barranco que ascendimos al principio de la jornada por su fondo pero ahora lo observamos desde su parte alta pudiendo, ahora sí, observar con claridad las impresionantes paredes verticales del barranco.
A partir de aquí empieza la parte más interesante de toda la ruta, las mejores sensaciones.
La panorámica es espectacular, justo al frente los paredones de Leiva y entre ellos y nosotros el gran barranco.
Estamos en un punto muy aéreo, vistas grandiosas, vértigo en proceso de aumento.
Esas paredes de Leiva se pueden contemplar en toda su envergadura de izquierda a derecha pudiendo observar desde esta altura que en su parte alta se crea una espectacular cresta.
Llama también la atención una gran oquedad o abrigo natural en esa pared, algo que no pudimos observar desde abajo.
Por todo ello aunque el tramo es corto, al menos por mi parte, se me hizo largo en el tiempo para poder aprovechar y disfrutar de tan magníficas vistas.
Después de un par de zigzags el sendero gira en dirección este para avanzar en paralelo al barranco, atravesamos un pequeño barranco frondoso que tiene esta ladera por la que estamos y nos dirigimos directos a “Las Escalerillas” ... la joya de la ruta.
Ante nosotros un abrupto desnivel de unos 100 metros que por la misma vertical y vegetación nos impide ver el final aunque intuimos la continuación en el horizonte.
Estos 100 metros de fuerte inclinación y repleto de piedras sueltas se salvan gracias a un continuo y perfecto zigzag creado a base de un impecable trabajo de mampostería rocosa.
Una curva, dos curvas, tres curvas ... así hasta llegar a contar 10 las curvas en forma de “V” que consiguen salvar tan escarpado y empinado tramo del sendero.
En cada curva si echamos la vista arriba veremos las paredes rocosas creadas de contrafuerte para crear tan magnífico sendero.
Lo curioso de todo esto es que igualmente se encuentra situado junto al borde de una empinadísima ladera situada a nuestra izquierda que vierte al barranco pero tapada por una curiosa pared vertical evitando la sensación de vértigo pero formando así una sensación de embudo al trayecto.
Pero lo mejor de todo es terminar las 10 curvas y mirar hacia arriba y contemplar ensimismados la gran pendiente que terminamos de descender viendo desde otro ángulo las 10 curvas que terminamos de recorrer. Un lugar “mágico”, curioso y fascinante. De esos tramos imprescindibles de recorrer al menos 1 vez.
Desde aquí abajo también podremos contemplar como se solapan las paredes de Leiva y “Las Escalerillas” formando un magnífico encuadre visual.
[Salvando las distancias este tramo es muy parecido al Passet del Goleró que hay en la provincia de Alicante, en la zona de Sella, aunque un poco más “modesto”]
Continuamos la marcha dejando atrás con nostalgia “Las Escalerillas” pero ... ahí no acaba la cosa.
Tras dejar las 10 curvas el sendero se vuelve aéreo en extremo, por delante nos queda 1 km en llano por la senda de “El Caracol” con sensaciones de vértigo aumentando exponencialmente.
La senda se ha formado también con trabajo de mampostería creando así pequeñas pasarelas por una ladera muy vertical, en exceso, sería muy difícil que en esta ladera tan escarpada existiera un sendero natural.
Esto hace que las sensaciones aéreas aumenten considerablemente, añadiendo las magníficas vistas hacia las paredes de Leiva.
Aunque por momentos no se vea (por tramos con vegetación), a nuestra izquierda tenemos una abrupta ladera de centenares de metros de caída, es por ello que debemos avanzar disfrutando al máximo del recorrido, pero a la vez con bastante precaución.
A nuestros pies un mar de pinos y entre ellos un pequeño reguero blanco, la pista que usamos al principio de la jornada.
Finalmente hacemos un gran zigzag y comenzamos a descender, lo tomamos a bien porque nos empezaba a ser curioso andar tanto tiempo en llano pero a gran altura ¿cuando empezamos a descender? Rondaba ya por la cabeza.
Tras el gran zigzag notamos como el sendero comienza a bordear el puntal más al este de Morrón Chico de nuevo en llano, comenzamos a cambiar de horizonte al frente pudiendo observar de nuevo el antiguo Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña, señal inequívoca de que en breve iniciamos el descenso.
Hemos cambiado de vertiente, ya sí. Ante nosotros aparece un horizonte abierto hacia el este con un mar verde de copas de pinos a nuestros pies.
Si echamos la vista a ese mar verde le veremos una gran “cicatriz” formada por una especie de cortafuego ancho, de unos 10 metros. El motivo de esa “calva” entre la pinada no lo entendí pues no hay torres eléctricas que suelen ser el motivo de la creación.
En nuestro caso nos sirve como referencia de “vía de escape” porque por ahí pasa el camino de descenso, por la cresta en línea recta y en descenso que forma la sierra en este punto.
Seguimos estando a gran altura, desde “Las Escalerillas” se ha descendido muy poco y es obvio que tenemos ante nosotros un empinado descenso, fuerte y continuado.
Nos colocamos “en línea recta” a la cresta y a la “cicatriz” y comenzamos a descender. Primero haremos continuos zigzags por un tramo bastante ambiguo, caminos parece haber por todas partes al ser una zona con mucha piedra y tan solo matorral.
No importa al tener claro nuestro destino más abajo, tan solo hay que seguir descendiendo buscando las mejores opciones.
Tras el tramo pedregoso y las curvas nos adentramos en zona de pinadas de mediana altura diseminadas y aunque la ladera sigue estando empinada terminan los zigzags y el descenso se vuelve más directo, mínimos culebreos o en línea recta.
Hay que tomarlo con calma, el final de ruta lo tenemos ahí mismo, al final de este abrupto descenso.
Al principio es algo empinado pero conforme avancemos la ladera se suaviza para continuar descendiendo pero más sutilmente.
Terminan los pocos pinos y nos adentramos en la “cicatriz”, una enorme calva de pinos de incomprensible sentido. A ambos lados pinadas de gran altura y nosotros avanzando por un pequeño sendero por el medio de un gran claro.
El final del cortafuego o “calva” es un pequeño respiro porque esta zona es llana. Buen lugar para echar la vista atrás y contemplar la empinada, pero a la vez bella, ladera que terminamos de descender.
La ladera está coronada por un gran peñón rocoso, acertamos al intuir que Morrón Chico se encuentra allí arriba y que hemos estado ahí.
La senda de “El caracol” llega a la base de ese peñón e inicia el descenso que terminamos de hacer, desde aquí arriba incluso podemos llegar a intuir ese acceso.
Dejamos el cortafuego accediendo a un sendero por su margen más derecho.
Seguimos descendiendo y lo hacemos entre una generosa pinada. Este tramo entre pinadas son escasos 300 metros hasta que en el horizonte aparece en la distancia un camino de tierra, el mismo que usamos al principio del día.
Aquí finalizamos la bajada, ha sido un continuo descenso contando desde la cima del Morrón Chico hasta aquí, muy interesante por los pasos por “Las Escalerillas” y el tramo aéreo de “El Caracol”
Tan solo queda recorrer unos 400 metros, por los que ya pasamos antes, hasta la zona recreativa de La Perdiz donde tenemos nuestro coche esperando.
Espectacular ruta por sus cambios de recorridos y puntos de paso tan interesantes, no dejará indiferente a nadie por la belleza de sus bosques frondosos y de gran altura, pasos aéreos y panorámicas sublimes.
Y porque volver a Sierra Espuña siempre es un acierto.

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0	Inicio ruta	00:00
1	Pasarela colgante	00:20
2	Refugio de Leiva	01:45
3	Collado Blanco	02:15	02:20
4	Neveros	02:45	03:10
5	Desvío izquierda	03:20
6	Cima Morra del Marjal	03:45	03:50
7	Cima Morrón Chico	04:20	04:45
8	Las Escalerillas	05:25	05:40
0	Fin ruta	06:45

FECHA	Mayo - 2017
NIVEL DE RUTA	Alto
TIPO DE RUTA	Circular, excepto tramo inicio / cima
ALTITUD CIMA	1444 m
TIPO CIMA	Pico
KMS RECORRIDOS	17,5
PR-V/s USADO/s	PR-MU 57 Completo